El destino siempre tiene un papel importante en las historias con las que Nicholas Sparks ha afirmado su fama de fabricante de best sellers muy requeridos por el cine. The Lucky One , o Cuando te encuentre , según fue rebautizada en esta parte del mundo, es la séptima novela suya que merece una versión fílmica. Que entre las últimas llegadas aquí figuren La última canción (con Milley Cyrus), Querido John (con Amanda Seyfried y Channing Tatum) y Noches de tormenta (con Richard Gere y Diane Lane) ya puede dar una idea del tipo de relato romántico que cultiva el autor. El destino se encargará de que se crucen un hombre y una mujer, que entre ellos nazca el amor, que algo los separe, que sea necesario sortear obstáculos de distinta especie, que no falte alguna muerte o una enfermedad y que abunden los atardeceres dorados, a veces para que sirvan de fondo de las escenas felices, a veces para subrayar la melancolía de la ausencia, o de la pérdida.
En este caso, el destino se manifiesta en forma de una fotografía (el retrato de una rubia sonriente) que un marine encuentra entre lo que ha quedado de una sangrienta emboscada sufrida por las tropas norteamericanas en Irak y que se convertirá en una especie de amuleto (o ángel guardián) que le evita desgracias en un par de oportunidades y le permite volver a casa, en Colorado, psicológicamente maltrecho, pero entero.
Logan, que así se llama, no ha logrado recuperar la paz, entre otros motivos porque nunca ha podido dar con la chica de esa foto milagrosa, quizá la novia de uno de los caídos en la fatídica encerrona. Pero felizmente la rubia ha posado para la foto cerca de un faro y a él no le lleva demasiado tiempo identificarlo. Por eso un buen día parte, a pie y acompañado por su perro, rumbo a Luisiana, en busca de la desconocida a la que quiere darle las gracias.
Esto es sólo el prólogo y no hace falta añadir más, salvo que la suerte le sigue sonriendo, por lo menos hasta que da con la rubia, y consigue trabajo muy cerca de ella. Un ex marido celoso y acosador, una dama sabia y comprensiva y un chico que sabe todo sobre el ajedrez completan un cuadro más bien modesto en términos dramáticos.
Ya se sabe que otros inconvenientes vendrán para poner en duda su condición de hombre de suerte, pero el muchacho es paciente, tolerante, juicioso, llegado el caso también heroico (por algo es un marine, aunque tierno como Zac Efron), y sabrá superar todos los tropiezos. Corazón romántico no le falta. A ella (Taylor Schilling), tampoco, de modo que con la ayuda de la música de Mark Isham y los húmedos y arbolados paisajes de Luisiana estará todo listo para que los adictos al género se emocionen y hasta deban enjugar alguna lágrima. Los menos sensibles a este tipo de telenovelas, en cambio, sólo llorarán pensando en el tiempo perdido.