Las mujeres a la comedia
Por fin llegó el momento de que esa comediante inigualable que es Kristen Wiig tuviera su primer protagónico. Hija (por lo menos para el gran público) de Saturday Night Live, Wiig venía trepando por los papeles secundarios de distintas películas hasta que a nuestras pantallas llega esta película coescrita por ella y dirigida por Paul Feig (veterano de la televisión, no tanto del cine, asociado a Apatow).
Como en toda película-Apatow, la apariencia es la de una comedia más o menos tradicional, siempre en la línea Nueva Comedia Americana. Personajes niño-adultos, plétora de personajes secundarios, perfiles exagerados, trayectorias de iniciación en la vida adulta, momentos con aires de improvisación, tramas de amistad, antihéroes. Como en toda película-Apatow, lo importante son las variaciones, la carnadura de los personajes, la sinceridad y, por supuesto, la comedia.
Una novedad fundamental para el universo Apatow es la entrada de lleno en el mundo femenino. En Damas en guerra, las mujeres son todo. Wiig es todo, pero está acompañada por un gran seleccionado de mujeres comediantes: Maya Rudolph (otra figura de Saturday Nighy Live, que acá interpreta a la amiga de infancia de Wiig, que está a punto de casarse), Rose Byrne, Melissa McCarthy, etc.
Esta es la primera película Apatow de mujeres, pero también hay otro aspecto muy importante. Si la serie de películas Apatow había abierto la exploración de la amistad masculina (un campo que el cine no solía frecuentar, fuera de las películas de infancia), la amistad femenina no era ajena al cine. Sin embargo, las películas que trataban la amistad femenina solían ir cargadas por un tono "rosa", un tinte dramático para mojar pañuelos, lo que se suele llamar chick flick. Damas en guerra está lejos de todo eso. Si bien no falta el giro final hacia lo sentimental, esta es una gran comedia que se puede ganar cualquier público.
La historia es una que ya vimos varias veces en la pantalla grande: dos amigas de la infancia que se quieren mucho, una de pronto va a casarse y le pide a la otra que sea su dama de honor. Lo que sigue, el cuerpo de la película, es el camino hacia ese casamiento, lleno de peripecias. Pero, como ya dijimos, lo que parece una fórmula más pega un pequeño desvío. A medida que se van sucediendo las escenas desastrosas (no excentas de escatología), poco a poco el personaje de Wiig se va comiendo la película. Lo que parecía una carrera hacia el matrimonio se vuelve la historia de este personaje, cuya vida va en picada. Al final, el casamiento casi que no importa, porque en cine los casamientos nunca importan, lo que importan son los personajes que atraviesan ese camino. Ese es el gran acierto de esta película.
El problema de Damas en guerra es que, a pesar de estos ligeros desvíos que hacen a la película, en ciertos puntos cruciales uno siente los engranajes del guión, que están intentando encauzar esta historia dentro de los moldes de lo que debería ser una comedia mainstream. Las vueltas, las peleas, los reencuentros. En ningún momento cae, en ningún momento aburre, pero en algunos trechos la película se arrastra más de lo necesario.
El resultado, de todas formas, es una muy buena película, en la que por fin podemos ver a Kristen Wiig lucirse en la pantalla grande.