Acrópolis en descomposición.
¿Qué ha sido de aquellos viejos y queridos thrillers de antaño, esos mismos que parecen no despertar más que melancolía? El Hollywood contemporáneo una y otra vez demuestra desinterés frente a la posibilidad de reflotar el suspenso basado más en el estudio de personajes que en la edición vertiginosa símil publicidad y/ o la ristra patética de artilugios tecnológicos para púberes. Así como los exponentes elegantes dirigidos a los adultos fueron desapareciendo de la cartelera con el transcurso de los años, bajo el karma del atolladero de los superhéroes y sus filtraciones hacia otros géneros que nada tienen que ver con las calzas ajustadas y las sentencias de manual de autoayuda, por suerte las excepciones aún existen.
Hasta cierto punto podríamos afirmar que la eficiente De Amor y Dinero (The Two Faces of January, 2014) hace “trampa” ya que se inspira en una novela de la archiconocida Patricia Highsmith, casi una garantía absoluta de ese clasicismo de tendencias voyeuristas y misantrópicas. A pesar de que la ópera prima del guionista iraní reconvertido en realizador Hossein Amini no llega a la altura de obras como Pacto Siniestro (Strangers on a Train, 1951), A Pleno Sol (Plein Soleil, 1960), El Amigo Americano (Der Amerikanische Freund, 1977) o El Talentoso Sr. Ripley (The Talented Mr. Ripley, 1999), definitivamente logra imponerse en un ámbito cinematográfico paupérrimo gracias a su aplomo y circunspección.
La historia se desarrolla en 1962 y respeta a rajatabla la estructura canónica de los relatos de la estadounidense, con una misteriosa pareja recorriendo Europa, hoy por hoy en Grecia, y cayendo bajo el encanto de un tercero -con sus propias incógnitas tras de sí- que de a poco penetra en sus vidas: el matrimonio compuesto por Chester (Viggo Mortensen) y Colette MacFarland (Kirsten Dunst) se topa de improviso con Rydal (Oscar Isaac), un guía que se dedica a estafar a turistas mediante la conversión entre dólares y dracmas. Un buen día, luego de una cena distinguida, Rydal decide devolver un brazalete que olvidó Colette y descubre al simpático de Chester arrastrando a un pobre hombre por los pasillos del hotel.
Por supuesto que en la huida resultante los tres protagonistas se entregarán a un juego del gato y el ratón en el que el ventajismo, las agendas contrapuestas y la sexualidad serán los ejes ineludibles. El desempeño de Amini en esta acrópolis en descomposición es meritorio, consiguiendo combinar la exquisita fotografía de Marcel Zyskind y otra gran banda sonora de Alberto Iglesias con las extraordinarias actuaciones de Isaac, Dunst y Mortensen. El guatemalteco en especial viene de trabajos muy interesantes y con De Amor y Dinero corona una trilogía en verdad insuperable, completada por Balada de un Hombre Común (Inside Llewyn Davis, 2013) y la genial El Año más Violento (A Most Violent Year, 2014)…