Jaime es un buscavidas que aún no termina de decidirse por ninguna profesión. Después de haber abandonado sus estudios de medicina y rotar por decenas de empleos mediocres, termina siendo contratado como visitador médico de la farmacéutica Pfaizer. En uno de sus constantes asedios a los médicos, conoce a Maggie moza durante las mañanas y artista en las tardes, quien padece Mal de Parkinson. La mayoría de las relaciones van del amor al sexo, pero esta comienza al revés y terminará en una inesperada historia de amor para nada convencional.
Ambientada en los ahora lejanos años noventa y en el competitivo mundo de las grandes compañías farmacéuticas, esta adaptación del libro que relata el surgimiento del viagra y la comercialización de dicha pastillita azul, el filme no es sólo una comedia romántica. Es también una crítica al sistema médico norteamericano el cual, además de atención defectuosa en muchos de los servicios sanitarios, posee precios tan elevados para los medicamentos que obliga a los ciudadanos menos pudientes a viajar hasta Canadá para conseguir el mismo fármaco pero a valores más razonables.
La buena pareja que componen Anne Hathaway y Jake Gyllenhaal, con elevadas dosis de química y erotismo entre ambos, no alcanza para disimular los extensos 112 minutos de metraje. Por consiguiente, es demasiado notorio el cambio de tono entre la primera y la segunda mitad de la historia: toda la frescura, comicidad y sexualidad de los sesenta minutos iniciales se transforman en un inesperado drama que coloca a la enfermedad de Maggie y su inestabilidad emocional en el centro del relato. La calificación está dada en mayor medida por todo lo que la película se propuso y no tanto por sus resultados finales.