Un documental sobre los últimos días del Che. Es probable que así se refieran los espectadores a este laborioso trabajo desarrollado por Norberto Forgione y su equipo, a pesar de que desde su título está claro que la intención era (es) bastante más abarcadora: "Cuando pusimos por título «De sus queridas presencias» -ha escrito el autor-, estábamos pensando en recordar no sólo al Che comandando la guerrilla que combatió en Ñancahuazú, sino que hacíamos extensiva la evocación a todos los combatientes que lucharon a su lado". Y las queridas presencias a que se refiere son también las de todos los que contribuyeron de un modo u otro a enriquecer estos testimonios, recogidos durante repetidos viajes a Bolivia.
El film fue casi totalmente rodado en los escenarios donde se desarrollaron los hechos y no se limita a los que fueron combatientes, sino que comprende a campesinos, mineros, historiadores, estudiosos; a todos los que pudieron aportar sus testimonios y acercaron documentación, buena parte de ella inédita. Lo que incluye también la información proveniente de fuentes militares que enfrentaron a la guerrilla. Tamaña variedad de fuentes da una idea de la copiosas referencias a la campaña guerrillera de Ñancahuazú comandada por Guevara y de la multiplicidad de testimonios acerca del Che y de sus relaciones con los guerrilleros y los miembros del Partido Comunista boliviano. Si hasta el propio Che -a través de las numerosas páginas de su diario que se incluyen en la banda sonora- hace su aporte. Y lo mismo puede decirse de muchos de sus seguidores, incluidos los caídos en la campaña, presentes a través de las numerosas cartas que escribieron para familiares, amigos o compañeros -muchas de las cuales jamás llegaron a sus destinatarios- y a las que tuvieron acceso Forgione y su perseverante equipo de producción.
Un sector particularmente interesante es el que recoge los testimonios de la población de la zona, testigos muchas veces involuntarios de los acontecimientos. Gente que en ciertos casos fue solidaria con los guerrilleros y en otros los delataron al ejército.
Las voces son múltiples; algunas tan carismáticas como la del sacerdote Gregorio Iriarte. Tan seductoras como las de las hermanas Peredo, responsables de un bello momento musical. O tan esclarecedoras como la del historiador Carlos Soria Galvarro, que ha servido de guía al film. Es él quien en un momento expone las razones por las cuales se explica el porqué de un documental dedicado a los seres casi anónimos que el film llama queridas presencias. "Es que la figura del Che siempre termina eclipsándolos." Pero así, rodeado de estas presencias tan vivas, naturales, sencillas y contradictorias, el mito se vuelve más humano. Puede suponerse que ése también era un propósito del film.