Con un fuerte énfasis en la banda sonora, se trata de un documental experimental que combina la fluidez de una road movie con los enigmas de la música de vanguardia. Filmado en el entorno de la mítica ruta 66 y sus inmediaciones, recurre a las alegorías perpetradas a la vera del camino para describir las distintas etapas del sendero de evolución espiritual. Rodado mayormente a lo largo de Arizona y Nuevo México registrando las asperezas de sus conmovedores territorios.