MARVEL META
En momentos en que el género de superhéroes muestra signos de agotamiento, Marvel, los responsables de su resurgimiento, buscan nuevas maneras de mantener su universo cinematográfico fresco.
Guardians of the Galaxy (2014) primero y Ant-Man (2015) después, fueron ejemplos de este nuevo acercamiento. Personajes no populares entre el público mainstream pero con el suficiente appeal para dejar su marca en la cultura pop.
Deadpool claramente es un anti-héroe, así fue concebido para los cómics en los 90. Ryan Reynolds interpretó una versión que nada tenía que ver con el Deadpool comiquero en “X-Men Origins: Wolverine” (2009). Inestable, hablador, superhumano con el poder de auto-sanación Deadpool es un personaje que pedía a gritos un filme que abarque todas las características que lo hicieron popular entre los lectores.
Desde la impresionante secuencia de títulos, nos damos cuenta que esta no será un película más del MCU, los chistes paródicos y -sobretodo- auto-paródicos no cesan hasta el final. La autorreferencia y el rompimiento de la cuarta pared son una parte muy importante del cómic que podía resultar arriesgado llevar al cine. Los chistes -sobre Marvel, Reynolds y todo- no pueden ser más meta, pero el carisma de Ryan Reynolds, el ritmo que la edición le imprime a la historia, y un guión sólido, hacen que todo se sienta natural, inclusive lo inverosímil.
Una linea de tiempo que va y viene para hacer la historia más fluida, escenas de acción filmadas con destreza, un gran uso de los X-Men: Colossus y Negasonic Teenage Warhead, y el delivery de stand up de T.J. Miller, todo confluye de manera perfecta para completar una película redonda en todos los aspectos, justo cuando creíamos que Marvel se venía cayendo…