Siempre a tu lado...
Una rara forma de contar una historia muy fuerte. La directora Valérie Donzelli aborda su guión con un pastiche visual que se conjuga muy bien con un collage de formas narrativas (hasta tenemos un musical en el medio). De entre voces en off salidas de la nada, cambios en el sujeto que cuenta la historia y contrapuntos en el ritmo del montaje, sale un engendro interesante, más bien un híbrido, que no hay que dejar pasar por alto.
La guerre est déclarée (2011), de todos modos, es una cinta para tomar con pinzas. De su historia de amor entre los dos protagonistas (brutales ambos en sus interpretaciones, junto con el resto del reparto) brota un drama intenso sobre la enfermedad del hijo que fue fruto de su relación, empezando así una carrera de descubrimiento por el que los personajes irán evolucionando a medida que pasan los minutos de metraje, no sin pasar por un alto nivel de burocracia médica y méritos clínicos mostrados de forma explítica, aunque también realista.
Sin duda alguna, son de gran acierto las secuencias de las fiestas, tanto la inicial como aquellas en las que se muestra como la pereja intenta seguir su vida "jóven" más allá de lo que les toca vivir día a día a partir de la noticia sobre su hijo.
Lo mejor de la película es la banda sonora, una auténtica orgía de estilos musicales que se combinan dando un toque maestro a una trama que no amerita menos. Eso, combinado con un muy buen montaje y una dirección pasiva pero intensa, hacen de el último opus de Donzelli una cita imperdible con su cine. Eso sí, cuidado con esa propaganda a ciertos institutos médicos privados. De ahí que hay que tomarla con pinzas, por su mensaje de trasfondo. Pero por esta vez se lo perdonamos.