“Descubriendo a mi hijo” es una película israelí del director Savi Gabizon, quien también es el guionista de la misma. Cuenta con un elenco parejo en sus actuaciones, compuesto por Ella Armony, Shai Avivi, Shmil Ben Ari, Adam Gabay, Salim Dau.
El film israelí es un drama de esos que no pueden evitar conmover. Un hombre adinerado sin hijos se encuentra con su novia de la universidad. Allí descubre que, cuando se separaron, 20 años atrás, ella estaba embarazada. Pero desentramará algo más de este encuentro, que cambiará su vida para siempre.
La cinta relata descubrimientos desde un final inevitable que se niega pero debe, inexorablemente, aceptarse hasta una esperanza que se parece mucho a un consuelo.
Como mencionábamos en un principio, las actuaciones son muy correctas, sobre todo las de la pareja principal que se destaca en virtud de la historia.
Con una fotografía impecable de Asaf Sudri y un montaje de Tali Helter Shenkar, la cámara juega un papel fundamental. En los planos cercanos refleja una tristeza infinita. La elección de las locaciones, en todo momento, sostiene al guión. En el cambio de luces, que establece la fotografía, hay momentos en los que subraya, sobre todo en los espacios abiertos, el atisbo de esperanza. Y cuando disminuye la luz, aunque sin llegar a la oscuridad completa, exhibe instantes de desesperación incomparables. El acertado plano sobre los paisajes refuerza la inmensidad del destino como así también la inmensidad que implican las verdades que se van revelando a lo largo del film.
“Descubriendo a mi hijo” es una historia que no da respiro. La cinta deja, al final, un mensaje del cual el espectador, que seguramente saldrá del cine movilizado, no podrá serle indiferente. Buenas actuaciones por parte del elenco y un trabajo majestuoso con respecto a los asuntos técnicos.