Innecesaria puesta al día del clásico de los años setenta “El vengador Anónimo”. En esta oportunidad es Bruce Willis el encargado de hacer justicia por mano propia luego de ser víctima de la inseguridad en carne propia.
Eli Roth se regodea con el slasher con escenas virulentas de ajusticiamientos, pero se olvida de darle entidad a la historia, de narrar y entretener, mientras se baja línea sobre tópicos complicados de la vida actual en Estados Unidos. Mención aparte una aparición post mortem de Gerardo Sofovich y “La noche del domingo” en un televisor.