Una separación y el dinero
Especialista en dramas incómodos y reveladores, desde los pequeños pero profundos desencuentros que hieren la convivencia en la vida cotidiana de una pareja hasta el infanticidio, el belga Joachim Lafosse suele declarar que poco le importa ser fiel a la realidad, entre otros motivos porque prefiere sugerir en sus films que la vida es siempre más bella que el cine. Esta vez apunta al final de una relación amorosa, o más precisamente al derrumbe de un matrimonio, y lo hace señalando su manifestación más mezquina. Ya lo anticipa el título original: la economía de una pareja. En esta separación de un hombre y una mujer que han sido felices por algunos años y han criado a un encantador par de gemelas, de lo que se trata no es de una pasión que se agotó o de sentimientos que han ido desgastándose, sino de dinero. Hace tiempo que han decidido el divorcio, pero la diferencia entre sus respectivas situaciones económicas y la necesidad de resolver esas diferencias (ella es la dueña de casa, ya que fue con el dinero de su madre que pudo pagarla, pero él, arquitecto y decorador, la ha valorizado notablemente), sumadas a la convivencia forzada, hacen que la discusión sea constante. Anticomedia romántica por excelencia, el film de Lafosse es duro, desmenuza golpe a golpe esta áspera contienda que no ahorra brusquedades. Son golpes constantes los que intercambian estos dos que en un tiempo fueron una pareja feliz y por eso son más dolorosos. Una breve, fugaz tregua de baile da el único respiro.