Will cambia de trabajo y de casa, y decide buscar otro destino para sus días junto a su mujer y dos pequeñas hijas. De pronto, la casa comenzará a dar señales de un hecho grave ocurrido en el pasado. Y a partir de ese instante todo muta. Lo mejor que tiene esta película del reconocido director Jim Sheridan (el de “En el nombre del padre” y “Tierra de sueños” ) es que nada es lo que parece. Es desde el efecto sorpresa generado en el espectador que la trama va ganando en solidez y en suspenso, y se acerca más al thriller para alejarse del terror, pese a que los fantasmas forman gran parte de esta historia. Aunque hay momentos en que el curso de la trama se torna previsible, vale la pena. Y toma relevancia a partir de las actuaciones del trío protagónico, donde vale destacar la expresividad de Rachel Weisz.