Cuando uno pierde el camino a lo largo de la vida, lo más difícil es volver a encauzarlo. A veces afrontar a aquellos que hemos lastimado en un pasado no tan lejano o resolver problemas que ya hemos incorporado a nuestra cotidianidad, son algunas de las batallas necesarias a la hora de tratar de hacer borrón y cuenta nueva, sin importar lo perdidas que estén.
Así se propone Días de pesca cuando Marco, un hombre que se recupera de una desintoxicación, decide retomar esas luchas que tiempo atrás valía la pena pelear. Para ello cuenta con la excelente interpretación de Alejandro Awada, quien se destaca en su papel y logra, con una actuación sobresaliente, meter al espectador en el mundo de este ex alcohólico, algo desolado, confundido y con mucho para entregar, con un anzuelo enorme para tratar de atrapar aquellas grandes "esperanzas" del pasado que con tanto afán va en busca. Del mismo modo vale resaltar a Victoria Almeida, en el papel de hija, cuyo personaje afronta muchas emociones encontradas y que ella sabe llevar a buen puerto.
Carlos Sorín ya ha mostrado, en películas como El perro o Historias Mínimas, esa cara de la Argentina que tan hermosa la hace. Una vez más quedará esto en evidencia gracias a la forma en que este presenta y explota el pueblo en donde transcurre la acción, que no deja de cumplir un rol protagónico a la hora de contar la historia. También le da ese toque "Sorin", con el director que vuelve a trabajar sin actores, con personas que ocupan sus vidas diarias con el rol que interpretan en pantalla.
Un film donde lo que importa casi nunca se dice y que son los gestos, los silencios y las miradas las que articulan la trama, dejando espacio al espectador para que, con su historia personal, reconstruya la película en su mente. No hay que olvidar entonces la gran labor en el aspecto de sonido y musical, esta ultima de mano de Nicolás Sorín, que genera una especie de fusión entre el paisaje, los personajes y las miradas, y que permiten meternos de lleno en lo que pasa frente a cámara y dentro de sus cabezas.
Días de Pesca es una gran película, costumbrista, bien pensada, en donde más de uno se podrá sentir tocado y donde otros tendrán opiniones e interpretaciones diferentes sin estar realmente equivocados. Cuando se está delante del trabajo de un director experimentado y talentoso como Sorín, es muy fácil quedar atrapado en las redes que dispone.