La música de la amistad
Protagonizada por Gastón Pauls y Fernán Mirás, la comedia narra las desventuras de cuatro amigos que parecen evitar la maduración.
“¿Qué apareció antes, la música o la tristeza?”, se preguntaba John Cusack en el comienzo de Alta fidelidad . Y enseguida dudaba si escuchaba música pop porque era desdichado o si en realidad era desdichado porque escuchaba pop. Las vidas de los protagonistas de Días de vinilo también están marcadas a fuego por la música, pero estos cuatro simpáticos tarambanas, que también marchan a los tropezones con las mujeres, no reflexionan demasiado sobre ella.
Gabriel Nesci, director del unitario Todos contra Juan , debuta como cineasta en esta comedia sobre la amistad entre hombres con problemas para madurar. Damián (Gastón Pauls) es un guionista incapaz de superar el abandono de una antigua novia. Facundo (Rafael Spregelburd) duda si casarse tras una década de noviazgo y quiere dejar el trabajo. Luciano (Fernán Mirás) es un locutor celoso que somatiza sus desengaños amorosos. Marcelo (Ignacio Toselli) todavía sueña con quince minutos de fama después de diez años de sinsabores con su banda de tributo a los Beatles.
Como si fuera una versión local de una canción extranjera, Días de vinilo toca temas universales con una llamativa sensación de familiaridad. Nesci nacionaliza la comedia de amigotes norteamericana y la ajusta a estas tierras. Y su adaptación es curiosa porque recurre mucho más al psicoanálisis que al rock nacional.
La comedia crece con las múltiples fobias de los protagonistas, los diálogos afiladísimos que mantienen entre ellos y el tono paródico constante, tres virtudes que Nesci había demostrado ya en televisión. Cualquiera es capaz de confundir los encuentros que Damián (Pauls) tiene con Leo Sbaraglia, tal vez el gag más ostentoso de la película, con alguno que bien podría haber tenido Juan Peruggia en Todos contra Juan .
Los cuatro adultos necesitan redescubrir el amor que los haga madurar de una vez, conflicto que posterga a las protagonistas en la narración. Ellas entran y salen del relato en pos de darles alguna lección a los hombres y sólo consiguen lucirse el timing para la comedia de Inés Efrón y una desopilante canción de Emilia Attias.
La música es importante en Días de vinilo: en la infancia, la música les cayó del cielo a los cuatro y, al madurar, esa misma alegoría sirve para relegarla en un segundo plano que les permita conseguir la felicidad.