Fernando Sandro (El Espectador Avezado):
Ya es una realidad, las películas con fuertes mensajes religiosos (muy poco) encubiertos, han llegado a la cartelera para quedarse. Hace algunas semanas con el arribo de La resurrección de Cristo hablábamos de una productora, Affirm Films, abocada a este tipo de películas, con fuerte llegada mundial por tratarse de una subsidiaria de la “major” Sony Pictures.
Pure Flix, con más años en el mercado, también se dedica a la producción de largometrajes con valores cristianos, estrenándolos en una suerte de mercado alternativo, Iglesias y salas puntuales de determinados complejos. En el año 2014 lograron el mayor de sus éxitos, Dios no está muerto. Ahora, dos años después, nos traen su ¿secuela?
Los signos de pregunta se deben a que en realidad lo que se narra es una historia diferente, o mejor dicho, paralela. En la anterior película, un alumno se oponía a un profesor que trataba de enseñar filosofía negando la existencia de Dios, creando una revolución local. Ahora, es exactamente al revés, o lo mismo pero a la inversa; profesora cristiana se ve complicada por alumnos que no creen en la existencia divina, creando una revolución esta vez a nivel social.
Grace (Melissa Joan Hart, la ex Sabrina la bruja adolescente, ahora entregada al grato placer de los postres) es una profesora que en plena clase responde una pregunta sobre Jesús realizada por una alumna. En su respuesta, Grace expresa cierto conocimiento de religión, lo cual la supone como creyente. Esto alarma a un alumno, quien rápidamente (ahhh, la era de los celulares) advierte que su profesora está hablando de religión en un establecimiento público y laico.
Las autoridades toman cartas en el asunto, la situación de Grace se complica cada vez más, y se termina desarrollando un juicio público sobre el asunto que divide a la sociedad toda.
Siempre es bueno aclarar lo siguiente, no se trata aquí de analizar creencias religiosas; somos libres de creer en la deidad que queramos, o creer en la sola existencia humana, y de expresar esa creencia del modo que veamos conveniente.
Acá se reseña una película, y lo cierto es que para la gente de Pure Flix, las cosas no mejoran. La razón, tristemente, es clara, se tiene más en cuenta la idea de crear un panfleto que una obra cinematográfica.
Dios no está muerto 2, realizada por el mismo equipo de director (Harold Cronck) y guionistas (Cary Solomon y Chuck Konzelman) presenta un desarrollo plano, muy poco apegado a un mínimo verosímil, con una sumatoria de errores que van desde continuismo hasta la torpeza en los diálogos; y desaprovecha los valores de producción estimables y un conjunto interpretativo con nombres familiares (sumemos a Jesse Metcalfe, Ray Wise, Ernie Hudson, Robin Givens, y Pat Boone).
El resultado es que esta serie de películas, con un fin noble como el de inculcar valores religiosos y morales, terminan convirtiéndose (como sucedió con la primera entrega) en productos de culto por razones totalmente diferentes, el círculo que cierra, la espontánea risa involuntaria.
Hay personajes muy despiadados, irrazonablemente, caricaturizados en su aspecto de atacar a aquel que cree en Dios. Por el contrario, los creyentes son mártires, que tendrán su oportunidad del alegato contundente.
La historia puede presentar una realidad sobre la dificultad de enseñar religión en las escuelas de EE.UU., pero del modo en que es presentado, sin el menor desarrollo dramático y exaltando determinadas actitudes, lejos de contribuir al debate, recae en algo que puede confundirse con una autoparodia.
El arribo de films con mensajes cristianos e importantes valores morales no deja de ser bienvenido en la cartelera, pero la sensación es que todavía no encontraron el modo de balancear el fin de la enseñanza con el planteamiento de una película. Algo que Grace, en sus clases, parecía tener más en claro.
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