Tras su ópera prima 9 meses (Keeper), Guillaume Senez presenta Dónde está ella? En este segundo largometraje el cineasta belga aborda un drama social sobre el abandono y la paternidad.
Oliver (Romain Duris) es un hombre de mediana edad que debe hacerle frente a una situación impensada: su esposa Laura (Lucie Debay) abandona, de un día para el otro, su hogar y a sus dos hijos (y a él). A partir de ahí la imagen tan clásica de la familia tipo comenzará, poco a poco, a desmoronarse. La figura de Oliver resalta(ba) como el sostén económico de la familia, pero Laura era, definitivamente, el apoyo emocional, era quien se ocupaba al 100 % de los chicos y las tareas cotidianas.
El abandono y la paternidad no es el único concepto al que apunta Guillaume Senez (más allá de ser el núcleo de la trama). En este drama (hablando de una manera más general) el director deja entrever una crítica a la sociedad actual. Partiendo de esa base muestra que, aún, en muchas ocasiones, la figura de la mujer continúa siendo el sostén principal de la familia (al menos en un aspecto más emocional). El hombre, por su parte, pese a verse envuelto en una situación más que difícil, debe mostrarse ajeno a sus sentimientos: su trabajo no le permite desmoronarse (o siquiera mostrarse débil) y, en un mundo capitalista, descuidar el empleo es casi un acto de suicido (sobre todo si tenemos en cuenta que ahora tiene a cargo a dos menores).
Pese a que en algunas ocasiones el personaje interpretado por Romain Duris puede causar cierto rechazo (al menos en algunas de sus acciones), Senez construye el relato de manera tal que resulta imposible no ponernos en los zapatos de cada uno de los personajes y entender así las reacciones de ellos frente a determinadas situaciones. Al fin y al cabo, para nadie sería fácil que su pareja decida irse, de un día al otro, sin dejar rastro alguno. Tampoco da lugar para juzgar al personaje de Lucie Debay, ya que constantemente nos resalta que “habrá tenido sus motivos”.
Más allá de ser un drama familiar, la película también cuenta con tintes de suspenso. Desde el minuto uno en que la esposa se da a la “fuga”, se generarán decenas de preguntas respecto a qué es realmente lo que pasó. Hay algo que parece estar oculto entre líneas. Es así que, finalmente, terminaremos con más dudas que certezas. El relato finaliza con decenas de preguntas sin resolver, dejando así un sabor algo amargo.
Guillaume Senez nos entrega un drama familiar con tintes de suspenso. La película ahonda en el abandono y en la paternidad (lanzando, de paso, una crítica entre líneas a ciertos mandatos que persisten en la sociedad actual). Finalmente deja con un sabor algo amargo debido a varias incógnitas sin resolver, pero nada lo suficientemente negativo como para afectar el núcleo del relato.