Si será perturbadora la situación en que viven los habitantes del departamento 143 que se hace necesaria la presencia de todo un equipo de especialistas en fenómenos paranormales. Lo que más inquieta al dueño de casa -un viudo desocupado y padre de dos hijos: una chica adolescente y un varón de 4 años- y desconcierta a los investigadores es que los extraños sucesos no pertenecen al lugar: han venido con ellos desde que se mudaron en un primer intento (vano) de escapar del acoso. El científico que encabeza el grupo no duda: no se trata de una casa embrujada; lo más probable es que los fenómenos -ruidos de incierto origen, objetos que se mueven, sombras, llamadas telefónicas- estén relacionados con algún integrante de la familia.
El que tampoco duda es el espectador: desde el principio sabe que se trata de otro más de esos falsos documentales que usan y abusan de la cámara en mano para hacerlo vivir el clima inquietante, sobresaltarlo de vez en cuando e involucrarlo en la investigación. Los expertos han traído innumerables cámaras que han instalado por todas partes para no dejar rincón de la casa sin vigilar, además de toda clase de dispositivos para localizar el origen de los sonidos y sofisticados detectores de movimientos. El espectador sabrá también, pronto, muy pronto, que la firma del autor de Enterrado (Rodrigo Cortés) en el guión no garantiza originalidad. Esta historia que combina fantasmas, apariciones, estallidos de histeria, esquizofrenia, levitación, posesión, infinidad de efectos sonoros presuntamente alarmantes y una oscura historia en el pasado familiar parece un reciclado de materiales utilizados en otros films del género.
El largo monólogo del personaje central (con el que Kai Lennox convierte en festival de afectación lo que debió haber sido un show de aptitudes histriónicas) informa sobre aquel secreto del pasado, mientras el grupo multidisciplinario intercala las necesarias (y abundantes) explicaciones, aun cuando los fenómenos paranormales ya han sembrado el caos en toda la casa. No ayuda mucho que el director Carles Torrens intente sorprender y asustar con sobresaltos ya demasiado familiares para el espectador. En cuanto al elenco, debe reconocerse que Michael O'Keefe, el jefe del equipo de especialistas, intenta compensar con su sobriedad el estilo sobreactuado que adoptan sus compañeros, excepción hecha de Rick González, que no se toma el personaje tan en serio y logra aportar un poco de bienvenida frescura.