Detrás de las pistas
Shane Black lo hizo de nuevo. El creador de "Arma mortal" regresó a la pantalla grande con una comedia policial explosiva y suspicaz. Ryan Gosling y Russell Crowe logran crear una química que funciona -y muy bien- y recuerda a la dupla que generó el éxito de los 80 de la mano de Mel Gibson y Danny Glover.
Esta Buddy Movie tiene muchos puntos a favor y casi ninguno en contra: el reparto, que además incluye a la diosa Kim Basinger, el guión que se destaca por su ingenio a cada minuto y la trama que resulta efectiva y concluyente.
Además, el contexto en el que se sitúa la historia, que está anclada en la década del 70 enriquece el filme donde priman descapotables lujosos, mansiones de época y smokins por doquier.
Lo cierto es que como fiel representante del género, esta película de amigos prioriza el vínculo que existe entre este detective alcohólico (Goslyng) y un asesino a sueldo (Crowe), que van fortaleciendo a través del relato. Y a este dúo se le suma Angourie Rice, que interpreta a la hija adolescente de Goslyng y asume un rol fundamental en la trama compensando las escenas violentas con su dulce inocencia. Los tres trabajarán juntos en el caso de una joven desaparecida que se relaciona íntimamente con las estrellas del cine porno y que yace bajo una conspiración de las grandes esferas.
Una comedia policial que recrea un universo de hermandad y acción en pos de la justicia al mejor estilo "Starsky & Hutch", en la que todas las piezas encajan y aseguran un policial entretenido que podría tener su segunda parte.