Con una fórmula clásica del thriller político, esta película nos cuenta la historia de una mujer que fue separada de su madre de pequeña y se escapó de Alemania Oriental para poder reencontrarse en Noruega.
La razón inicial por la cual se separaron madre e hija fue que ella era hija de un alemán de la ocupación y después de la caída de ésta en la guerra, las mujeres que habían tenido relación con ellos eran tachadas de “sus putas” y fueron enviadas a campos de concentración.
Para Katrine crecer en Alemania no fue sencillo, pero fue adoptada relativamente rápido y luego se escapó en un bote de Alemania a Dinamarca para poder llegar a su madre. Años más tarde es una mujer de familia, con una hija y una nieta y un matrimonio que tantos años más tarde sigue siendo feliz.
Pero todo esto pende de un hilo cuando, con la caída del muro de Berlín y el régimen Comunista, vienen los juicios para pedir indemnización del Estado Noruego por haber desamparado a las víctimas de esa nacionalidad por haber tenido relaciones con oficiales de la ocupación y el caso de Katrine y su madre es emblemático porque es el único en el que madre e hija efectivamente se reencontraron.
De a poco aquello que vimos al principio de Katrina en acciones forzadas, resulta raro. Su descontento con participar del juicio se va mostrando extraño para un desenlace dramático y de un peso contundente. Dirigida magistralmente por Georg Mass, guarda el puñado de letras blancas sobre fondo negro para el final y va construyendo un personaje ambiguo que uno va queriendo y odiando al mismo tiempo a través de planos cerrados que la van encerrando a ella cada vez más.
Mención aparte para Liv Ullman y Sven Nordin quien como madre y marido respectivamente, terminan dando una profundidad al personaje de Katrine que hace muy difícil no relacionarse con ellos. El hecho extraordinario que llega a romper lo ordinario.
Es una película de buen ritmo, donde nada de lo presentado sobra (fiel a la fórmula del género), pero se construye sobre un tema poco discutido en los films y con un toque infinitamente más cotidiano que cualquier thriller político con toques de espionaje que es donde gana mucho. El resultado final los va a dejar más que satisfechos. Muy recomendable.