Creado por el escritor John Wagner y por el dibujante Carlos Ezquerra en 1977 para la revista de comics británica 2000AD, el juez Dredd llega nuevamente al cine. Tras una fallida, desastroza (comparándola con ésta a la distancia, claro) y diría hasta ridícula primera adaptación dirigida por Danny Cannon en 1995 (protagonizada por Sylvester Stallone, Armand Assante, Diane Lane y Rob Schneider), esta excelente versión a cargo del director Pete Travis ("Puntos de Vista", 2008) supera ampliamente a su predecesora.
El escritor Alex Garland (conocido por sus trabajos como guionista en "La Playa" -basada en su propia novela-, "Exterminio" y "Nunca me Abandones") desarrolló un libreto muy leal al concepto original del comic que, ambientado en un futuro no muy lejano, cuenta la historia de Dredd (interpretado magníficamente por Karl Urban), uno de los numerosos agentes de la ley que tiene la autoridad para actuar de juez, jurado y ejecutor y así imponer el orden dentro de una ciudad corrupta y signada por el caos, ya que los Estados Unidos se ha convertido en un páramo asolado por la radiación con una gran megalópolis que se extiende a lo largo de su costa este: Mega City One.
La película toma lugar precisamente en esta urbe totalmente rodeada de muros y con un look muy "cyberpunk" (similar al de "Blade Runner" o "El Vengador del Futuro") repleta de potenciales infractores y delincuentes; y en la que una nueva y potente droga que altera la realidad, llamada SLO-MO, está sumando cada vez más adictos.
Patrullando la ciudad junto a Cassandra Anderson (Olivia Thrilby), una juez novata dotada de grandes habilidades psíquicas a quien Dredd debe supervisar y evaluar, el protagonista, un hombre de pocas palabras y dedicado por entero a hacer cumplir la ley, se dispone a investigar un homicidio en un peligroso mega-rascacielos, un suburbio vertical de 200 pisos de altura controlado por la despiadada Ma-Ma (una genial composición de personaje de la actriz Lena Headley), líder del clan que trafica la mencionada sustancia que hace que el cerebro funcione al 1 por ciento de su velocidad normal.
Pero al intentar arrestar a uno de sus principales secuaces, la malvada de turno ordena cazar al par de jueces, quienes atrapados en una brutal e implacable lucha por la supervivencia, se verán obligados a impartir una justicia extrema dentro de un edificio sitiado.
Sin dudas, la película -una de las pocas que logra el uso justificado del 3D- presenta de maravilla la utilización de esta tecnologia, principalmente para mostrar los efectos de enlentecimiento que provoca el SLO-MO. Hiper violenta y explícita de principio a fin, "Dredd 3D" revindica a este personaje de la ciencia ficción que se merecía una adaptación que le hiciera justicia.