Dubitaciones de la adolescencia sobrenatural
Bueno, lo que tanto se aguardaba finalmente sucedió: hacía falta la presencia de un verdadero especialista en el terror como David Slade para que la saga Crepúsculo levantara su nivel artístico general. Más allá del talento del realizador de Hard Candy (2005) y 30 Días de Noche (30 Days of Night, 2007), igual de incuestionable resulta la incompetencia de sus predecesores Catherine Hardwicke y Chris Weitz, dos pobres almas que no supieron aprovechar el género ni mucho menos la dinámica de los relatos melosos de corazoncito sobrenatural. Slade viene a corregir lo anterior, acelera con inteligencia el tempo narrativo y de paso entrega a los “adultos” un producto ameno que cumple dentro de sus parámetros.
Ya la vacuidad de Crepúsculo (Twilight, 2008) y los histeriqueos de Luna Nueva (The Twilight Saga: New Moon, 2009) quedaron en el pasado, ahora es momento de redondear las características de los personajes, subir el tono de los intercambios y ofrecer alguna que otra definición sentimental: así es cómo Bella Swan (Kristen Stewart), Edward Cullen (Robert Pattinson) y Jacob Black (Taylor Lautner) regresan con diálogos sintéticos, una generosa dosis de acción, los rostros pálidos de siempre, chispazos esporádicos de humor y formulaciones más concretas en lo referido al malambo psicológico que paulatinamente se ha forjado entre los protagonistas de este triángulo “ser humano- vampiro- hombre lobo”.
Por supuesto que nos encontramos con la vuelta de la malvada Victoria (Bryce Dallas Howard toma la posta de Rachelle Lefevre), aunque en esta ocasión los hilos de la amenaza están mucho mejor administrados a través de la proximidad de un ejército de vampiros “recién nacidos”, la misteriosa actitud de los Volturi, los continuos roces con los licántropos y hasta una inesperada seguidilla de flashbacks que ilustran tanto las desdichas individuales de los involucrados como sus estrategias de defensa y los orígenes de esta animadversión a flor de piel. El director controla la tendencia al melodrama rosa del guión de Melissa Rosenberg bifurcando la historia y garantizando la complementación recíproca.
A esta altura sólo queda repartir culpas y sincerarnos en nuestras apreciaciones: los fans estarán encantados con la mejor película por lejos de la franquicia, a la crítica idiota que recomienda basura arty le parecerá otra más, los hombres no la pasarán tan mal y el resto simplemente disfrutará de un combo heterogéneo que hoy sí suma elementos para satisfacer a todos; no obstante las señoritas de corta edad siguen representando el objetivo principal del convite y está bien que así sea. A pesar de su poco vuelo conceptual y los titubeos de su elenco, aquí algo atenuados, Eclipse (The Twilight Saga: Eclipse, 2010) es el film perfecto para las quinceañeras que deambulan perdidas entre un sinfín de dubitaciones adolescentes.