El retrato de la burguesía y sus circunstancias es el tema que ocupa a Luca Guadagnini para pintar la esencia de "El amante". Esta es la típica película que logra entusiasmar al espectador y que en los momentos clave derrapa hasta irse a pique. Guadagnini, conocido por su labor en "Melisa P.", propone una película donde los afectos tienden a expandirse en medio de una familia conservadora y poderosa. El disparador es la vida de Emma (gran labor de Tilda Swinton), una mujer bella que siente el desprecio de su esposo, más ocupado en mantener el poder a cualquier precio. Seducida por otra vida y por la gastronomía, Emma se enamora perdidamente de Antonio, un humilde cheff con proyectos de construir un restaurante. El tema es que el joven es íntimo amigo de su hijo, en un vínculo que, por momentos, parece que excediera a una amistad convencional. Emma vive sus días apasionados con Antonio, mientras también disfruta la nueva elección sexual de su hija, quien le confesó que es lesbiana. La trama va in crescendo y hasta se le pueden perdonar algunas tomas que, pretendidamente experimentales, son poco felices, al igual que la musicalización ambigua en situaciones clave. Lo que es grave es lo forzado que resulta el tratamiento de la escena más dramática del filme. Ahí la película se cae a pedazos y tira por la borda lo poco de interesante que había logrado. "El amante" resulta ser en el cierre la clásica película que peca de pretenciosa. Y deja bastante poco para disfrutar.