Llega a salas El apóstata, la co-producción con España que dirige el uruguayo Federico Veiroj.
La premisa de El Apóstata, la última película del director de La Vida Útil, Federico Veiroj, es simple: un joven que decide apostatar de la Iglesia Católica. Apostatar sería algo así como renunciar, pero formalmente. Gonzalo Tamayo (interpretado por Álvaro Ogalla) en medio de una crisis personal decide entonces apostatar, que esa religión ya no lo representa y comienza los trámites para que su nombre ya no figure en ningún registro de la Iglesia.
Tamayo es una persona poco constante con las cosas de su vida sin embargo cuando un día decide apostatar, pone todo su énfasis y ganas en esa meta. Sin embargo la Iglesia, su gran antagonista, no se lo quiere hacer fácil y en el camino otros aspectos de su desordenada vida comienzan a tomar cierto protagonismo.
Problemas con sus padres, una prima de la cual está enamorado, una vecina con su hijo y la relación que entabla con ellos, son algunas de las cosas con las que el muchacho tiene que lidiar.
El film más que sobre la religión se trata sobre el cambio que su protagonista va sufriendo, un personaje en crisis con él mismo antes que con cualquier otra cosa.
Con una banda sonora interesante y muy bien utilizada, El Apóstata se mueve entre diferentes tonos de comedia (a veces más costumbrista, a veces más agridulce, a veces más irónica, a veces más surrealista) que se hilan con precisión gracias a la interpretación principal del actor Álvaro Ogalla. No es un dato menor además que mucho del film esté basado en sus propias vivencias.
El apóstata es entonces una película bien dirigida, contada (a través de flashbacks de una carta que envía su protagonista) y actuada. No obstante, ese riesgo interesante que hace al bucear entre diferentes tonos, no se percibe del todo en la trama principal, además de que en algún momento todo se siente un poco apresurado, incluso la resolución.
El Apóstata no deja de ser una película pequeña con una historia pequeña (el enfrentamiento a la institución de la Iglesia como bien resalto anteriormente es más una excusa para retratar la profunda necesidad de cambio que tiene su protagonista) pero sin dudas efectiva y entretenida.