“Apuntes personales dramatizados de manera literaria”, describe el protagonista Sinan su libro que escribió y ahora quiere publicar. Pero para publicarlo regresa, luego de graduarse, al pueblo de donde salió y es allí donde busca el financiamiento necesario para lograrlo.
En ese pequeño pueblo, un lugar que parece venido a menos y donde no parece haber muchos destinos posibles para las personas –o son maestros, o son policías-, él sueña con escribir un libro y que lo reconozcan como escritor. Alrededor, su familia con un padre sumido en deudas a causa del juego termina de pintar un entorno poco alegre y colorido.
“El árbol de peras silvestres” está dirigida y escrita por Nuri Bilge Ceylan (“Winter sleep”) narra los encuentros y reencuentros de este joven aspirante a escritor, a través de largas escenas con diferentes personajes, que van desde potenciales financiadores a un escritor que logró hacerse un nombre en ese mismo pueblo, pasando por una joven que aunque fantasea con huir, se ve atrapada en ese lugar.
Pero, claro, más allá de esa variada, colorida gama de personajes, los momentos más significativos tendrán que ver con la figura del padre. Ese padre al que uno cree conocer pero hasta el último momento continúa revelando nuevas aristas. Durante poco más de tres horas van saliendo a flote diferentes cuestiones. Quedarse, irse, ¿vivir la vida que uno quiere o que uno puede?
Con el escritor, aquellas más relacionadas al oficio, sobre qué es ser escritor, qué es ser un artista. “Nada es tan ordinario como parece”, o “no hay una sola realidad”, entre los consejos que le ofrece el reconocido escritor de buenas maneras hasta que lo agobia la actitud de un aspirante al que le cuesta dejar de mirarse el ombligo.
Todo esto sucede en Turquía, donde “la educación es una gran cosa, pero si querés sobrevivir en este país tenés que adaptarte” le dicen. Y sin embargo todo esto resulta tan universal. Salir, graduarse, ¿y después? Hacer algo. ¿Qué es hacer algo? Escribir un libro, publicarlo, que lo lean. ¿Todo depende de uno? ¿Todo puede depender siempre sólo de uno? Estamos ante un film que aunque presente diferentes personajes todo el tiempo y así diferentes temas, está contado con mucha naturalidad.
La puesta de cámara también apunta a ese registro de una manera muy formal, aunque por momentos entrega algún plano más extraño e interesante. En cuanto al tono, podríamos decir que es un drama ligero, con algunos momentos de humor, de ternura y otros más emotivos.
Así, “El árbol de peras silvestres” se termina convirtiendo en un relato universal sobre esa etapa de maduración, de aceptar lo que hay, lo que somos, lo que podemos hacer, y también la de mirar, ver de verdad al otro. Porque en ese viaje personal que realiza nuestro protagonista para conseguir publicar su libro, también va descubriendo y reencontrándose con su familia y el lugar del que salió.