Sinan es un joven residente de Anatolia (Turquía), que quiere publicar un libro titulado “El árbol de peras silvestre”. El realizador de la premiada “Sueño de invierno” toma como excusa ese derrotero para hacer foco en el amor, los vínculos familiares, las amistades y la identidad de un veinteañero que, simplemente, busca ser él mismo. En esa búsqueda de referentes o de espejos donde mirarse chocará con un padre adicto al juego, un escritor infeliz con su vocación y hasta un amigo que no le perdona que haya besado a su ex novia. Todo esto relatado sobre unas imágenes brillantemente filmadas (el director además de cineasta es fotógrafo y se nota), en una trama paisajista que se hace carne en la historia. Los diálogos pausados, las reflexiones de Sinan, la frustración de los más viejos y de los más jóvenes y la violencia de ese lado del mundo se respira a cada instante. El final incluye una imagen confusa, pero deja una metáfora sobre el valor de pelearla hasta el final.