Un hombre solo en medio de un vasto paisaje blanco escribe entre la nieve un enorme S.O.S. Es un hombre que ha aprendido a sobrevivir quedándose quieto, amoldándose al ambiente.
Pero cuando aparece un helicóptero sus esperanzas de ser rescatado se ven rápidamente esfumadas cuando éste cae. De las dos personas que estaban allí, el piloto fallece y queda una joven herida.
Esta mujer permanecerá casi toda la película en estado inconsciente y más allá de su evidente pasividad su presencia se convierte en algo muy importante para aquel hombre. Así, Overgård (interpretado de manera magistral por el talentoso Mads Mikkelsen, quien por la propuesta del guión no tiene otra opción que cargarse toda la película a sus hombros) se atreve a moverse de aquel lugar donde al menos está a salvo para intentar otra forma de convocar ayuda, sabiendo que no tiene respuestas seguras para determinar cuando podría será rescatado.
Se percibe que está allí desde hace mucho tiempo y tiene una marcada rutina. Con la presencia de esta mujer que ni siquiera puede hablarle, él se anima a moverse, cargándola a ella, y adentrarse a un terreno menos conocido y más hostil.
“El ártico” es un film que cuenta con un guion sólido y potente sin necesidad de muchos diálogos. A esto lo acompaña una fotografía capaz de transmitir no sólo la vastedad del lugar (donde entre tanto blanco sólo se percibe el color de la presencia de estas dos personas) sino la soledad de su protagonista, y un buen manejo del sonido (con sus silencios y vientos fuertes).
Y, claro, Mads Mikkelsen, un actor que ha sabido consagrarse como uno de los rostros más interesantes del cine (aunque también de la televisión, donde sorprendió a todos interpretando ni más ni menos que a Hannibal Lecter en la notable serie de Brian Fuller), acá con un personaje del cual no sabremos demasiado sobre su historia y tampoco es necesario: es un hombre y como todos tiene el instinto de la supervivencia, después vaya uno a saber qué vida le espera allí afuera si logra ser rescatado, lo que importa es el ahora.
Estos son los componentes principales de la ópera prima de Joe Penna, quien logra articular una historia minimalista y magnificarla, con guion escrito junto a Ryan Morrison.
También el film se permite algún momento de espectacularidad y así hay una escena protagonizada por un temible oso polar, una escena que rememora de manera inevitable a “El renacido” de Iñárritu pero acá está planteada de un modo más sutil.
O alguna escena que nos hará pensar en “127 horas”. En realidad, hay muchas películas sobre supervivencia en las cuales podemos pensar, pero “El ártico” logra diferenciarse a base de la simple regla de que menos es más. Es un film en el que cada detalle, por menor que sea, puede cobrar importancia para un personaje que no parece tener mucho a lo que aferrarse.
“El ártico” es un film puramente sobre la supervivencia. Una historia que no necesita ahondar en el pasado de los personajes para comprender la situación en la que se encuentran y su instinto por sobrevivir. Y Mads Mikkelsen, casi sin palabras pero con una gran expresividad logra transmitir los momentos de desesperación, determinación y ternura por los que transita su personaje.
Aunque el film en algún momento se torne algo monótono o presente situaciones que una tras otra nos hagan cuestionar la credibilidad, estamos ante una película bien contada y entretenida que no aportará mucho al subgénero pero consigue además una buena atmósfera y momentos de tensión.