Dirigida por Bill Condon y basada en una novela de Nicholas Searle, “El buen mentiroso” es un thriller que tiene como protagonistas a dos personas de la tercera edad, acá protagonizada por renombrados y talentosos actores como lo son Ian McKellen y Helen Mirren. Si no se vio el tráiler (lo ideal porque es fácil adivinar toda la película desde él), la película comienza pareciendo una historia sobre encontrar a alguien en la tercera edad en la época de las redes sociales.
Dos personas solitarias deciden, después de chatear un poco y abrirse sobre sus vidas a través de esos textos, juntarse a tomar un café o comer algo.
Rápidamente eso queda atrás cuando se nos devela que él es un estafador, un hombre frío que solo quiere aprovecharse de esta mujer a la que se la ve sola y frágil y que cuenta con un muy buen pasar económico. Durante gran parte del relato vemos esos dos opuestos: ella, generosa y vulnerable; él, frío y calculador. Y no mucho más que esto acentuado.
“El buen mentiroso” pretende crear misterio pero lo cierto es que nunca lo consigue. Primero, porque el ritmo no es adecuado y los actores hacen lo que pueden con el material que tienen entre sus manos y segundo, porque la vuelta de tuerca que revela quién engaña a quién es evidente desde el primer minuto.
Lo que único que no se anticipaba era un golpe bajo, lo que se termina convirtiendo en la verdadera razón para hacer lo que se hace, que pretende ser tremenda y queda descolocada, caprichosa, arbitraria. Condon (que dirigió películas dispares como "Kinsey", un par de "Twilight", "Mr. Holmes" y la última versión de "La bella y la bestia", entre otras) dirige “El buen mentiroso” a través de una Londres gris que no consigue aprovechar para expresar los supuestos grises de sus protagonistas.
Supuestos porque los trazos son tan gruesos que en realidad no hay muchas capas. Así, “El buen mentiroso” se mueve sin mucha gracia a través de casi dos horas y media que pesan por el aburrimiento que genera. Mirren y McKellen no logran salvar del tedio un thriller que no genera nada.