Ian McKellen y Helen Mirren protagonizan El buen mentiroso, la nueva película de Bill Condon. Es una adaptación de la novela homónima de Nicholas Searle.
La película nos presenta a Roy Courtnay (Ian McKellen) y Betty McLeish (Helen Mirren), dos jubilados que deciden tener una “cita” tras conversar amigablemente por una aplicación para buscar pareja. Él, un exsoldado con una rodilla destrozada y un hijo con el que no tiene contacto. Ella, una modesta exprofesora de Oxford. Claro está que, como dice el título de la película, él es, en realidad, un “buen mentiroso”. Su rodilla está bien y su situación económica aún mejor. Se pasa sus días estafando, de una manera muy pulcra y profesional, a quien sea que se le cruce por el frente.
Casi de un segundo al otro (sin argumentos realmente fundamentados, al menos de una manera mínimamente lógica), la simpática anciana le ofrece a Roy que se vaya a vivir con ella. Él, claramente, acepta. A partir de la convivencia, la relación entre ellos irá in crescendo, hasta el punto de organizar viajes juntos (y proyectos de compartir lo que queda les queda de vida). Claro está que nosotros, como espectadores, sabemos que él no es realmente ese viejito indefenso que se muestra ante Betty y su familia. Es así que la trama pretenderá constantemente llevarnos y traernos en una suerte de thriller romántico.
Mientras más avanza la trama, más preguntas comienzan a instalarse: ¿Roy realmente la quiere a Betty?, ¿Betty es verdaderamente tan buena como se muestra? La realidad es que ninguno de estos ganchos logra realmente atrapar e intrigar al espectador. La trama hace demasiado énfasis en lo superficial, en lo que se ve de afuera (una pareja de ancianos que pretende rehacer su vida), que termina dejando el suspenso (propiamente hablando) en un plano completamente secundario.
El final pretende tomarnos por sorpresa, pero termina siendo torpe por donde se lo mire. La resolución del conflicto es completamente tirada de los pelos. Es tan pero tan poco creíble y descabellado lo que se nos muestra, que el personaje interpretado por Helen Mirren debe dedicarle varios minutos para explicarlo punto por punto. El plot twist final no sólo es fallido, sino que además peca de ser pretencioso; dos puntos que terminan de aniquilar una trama ya fallida desde el comienzo.
Ni siquiera la imagen de dos actores tan consagrados como Ian McKellen y Helen Mirren hacen que la experiencia con El buen mentiroso sea aunque sea un poco amena. Sus personajes no solo son aburridos y llenos de estereotipos, sino que además sus acciones se contradicen constantemente (un problema persistente en el guión).
Pese a sus intentos por ser intrigante y atrapante, la trama va desdibujándose mientras avanzan los minutos. El buen mentiroso es, en resumen, una película que pretende mucho más de lo que realmente da. Ni siquiera se termina de aprovechar la presencia de figuras como Ian McKellen y Helen Mirren.