El camino eterno

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

El espacio nunca deja de ejercer fascinación. A su vez, el cine nunca dejó de plasmar esa fascinación. Pero muy pocos casos detiene su atención en quienes se fascinan con el espacio.

El documental El camino eterno sigue a Sergio Montúfar Codoñer, un astrofotógrafo guatemalteco. En busca de la foto perfecta del cielo estrellado, recorre los observatorios más destacados de Argentina, donde se encuentran los telescopios más potentes. Un viaje que lo lleva desde la urbe de Buenos Aires, La Plata y Córdoba hasta los parajes más alejados y silvestres (y donde mejor se aprecian las estrellas por las noches despejadas). Una experiencia que también permite conocer los pormenores de cada complejo astronómico, explicado por la voz en off de Ricardo Alanís.

El cineasta Hernán Moyano se hizo de un nombre gracias a películas de terror que produjo con la compañía independiente Paura Flics, como 36 pasos. Luego incursionó en otros géneros y formatos, como el fulldome. Así realizó la serie animada Belisario, el pequeño gran héroe del cosmos y El camino eterno, que fueron proyectadas en el Planetario de la Universidad Nacional de La Plata. Este último trabajo fue readaptado para ser exhibido en pantallas de cine tradicionales, pero no pierde la potencia visual, con deslumbrantes tomas de cielos y montañas, de ríos y atardeceres, y por supuesto, de telescopios imponentes. Las imágenes van acompañadas por una narración con fines educativos, pero que nunca se hunde en los detalles técnicos para entendidos y resulta accesible para toda clase de público. En paralelo, la película habla sobre la naturaleza y la urbanización, y cómo todavía hay lugar para las maravillas.

El camino eterno funciona como una road movie apasionante y apasionada, capaz de atraer a fanáticos de la astronomía y a quienes empiezan a alzar la vista para dejarse cautivar.