El Cascanueces y los Cuatro Reinos de Lasse Hallström y Joe Johnston
Dirigida por Lasse Hallström y Joe Johnston y adaptada por Ashleigh Powell, El Cascanueces y los Cuatro Reinos es la nueva película de Disney sobre una joven que debe encontrar una llave para hallar respuestas.
Clara no es una niña como todas, pues prefiere encerrarse en el altillo de la casa, aislándose de la realidad. Es la del medio de tres hermanos que, recientemente, se quedaron sin madre. Con un padre que está tan perdido y desolado como ellos y por lo tanto no sabe cómo lidiar con sus propios hijos, intentan llevar adelante la Navidad como ella hubiese querido, ¡hasta llegó a elegirles los regalos! Así, Clara recibe un extraño huevo dorado que no logra abrir porque no tiene la llave, con la nota en puño y letra de su madre que le indica que todo lo que necesita está ahí dentro.
Ése es el comienzo de una aventura que ese mismo día de Navidad la trasladará a otro mundo, uno donde ella es princesa. Pero allí las cosas además de increíbles no resultan tan hermosas como a primera vista, pues es un lugar dividido y en guerra y esperan que sea ella la salvación.
Entre los personajes que conoce allí dentro se destacan un soldado cascanueces que le será incondicional y la reina de los dulces, Sugar Plum, interpretada por Keira Knightley, -una actriz acostumbrada a corsets y vestidos de época-, con el cabello rosa y una actitud aniñada (al igual que su voz impostada) en una de sus interpretaciones más deslucidas. Como no hay historia clásica sin villanos, Helen Mirren promete atemorizar con su Madre Ginger y sus secuaces ratones.
Quien tiene la tarea de ponerse en la piel del rol principal es Mackenzie Foy, actriz que se hizo conocida por la saga Twilight pero que luego participó en algunas películas diferentes más (Interestelar, El Conjuro) y en quien se puede ver un futuro como actriz prometedor. Acá es capaz de transmitir tristeza y desolación y luego valentía y fortaleza. Su personaje tiene aristas interesantes, es una princesa que no necesita ser salvada, al contrario, es capaz de ponerse el uniforme e ir a la guerra.
Como en toda historia de aventuras, se irán presentando diferentes peripecias y alguna vuelta de tuerca, con el fin de que el film nunca aburra y al mismo tiempo sorprenda. No obstante, no es lo que sucede durante gran parte de este relato. Quizás porque más allá de la magia de este mundo, la historia cae en todos recovecos y moralejas conocidos. Quizás porque el carisma de su elenco no termina de funcionar. O quizás, lo más probable, porque se nota que no todo el relato fluye del mismo modo, tal vez debido al cambio de directores que hubo en el medio (cuyo crédito se da en conjunto pero que trabajaron por separado; en otras palabras, uno la empezó y el otro se hizo cargo y junto al guionista Tom McCarthy le dio la forma final).
La versión que hace Disney de El Cascanueces es extenuante a nivel visual, con una dirección de arte y vestuario preciosa pero recargada. No obstante a nivel argumental resulta simplista y poco profunda. En esta adaptación libre entre el cuento de E. T. A. Hoffman y Tchaikovsky, el ballet, con la performance de la bailarina Misty Copeland, está incluido en el medio del relato y luego junto a los créditos finales. Sin embargo en esa primera aparición se suma la explicación de uno de los personajes, líneas que son totalmente prescindibles.