Un cuento de hadas que derivó hacia la acción
Tal vez habría que consultar al famoso espejito que todo lo responde para saber qué inextricables caminos le hizo recorrer la industria del cine a una heroína de cuento de hadas tan popular como Blancanieves para hacerla reescribir su historia de un modo tan inesperado como para que la niña inocente, linda y buena, sin perder esos atributos, terminara mezclada con una fantasía de acción y espectacularidad colmada de efectos especiales; que de su madrastra sólo quedara, y multiplicada, su vocación por hacer el mal (siempre es bueno contar con villanos implacables en este tipo de ficciones) y que hayan sido tantas las derivaciones que el cuento sufrió en el primer capítulo de esa nueva etapa (Blancanieves y el cazador, que se vio hace cuatro años) para que se hiciera necesaria (?) esta precuela y a la vez secuela. No porque la primera y forzada metamorfosis del relato lo pidiera (ni siquiera fue un gran éxito) sino, cabe sospechar, porque los productores habrán imaginado que tanta presencia de princesas, sumada a la abundante acción y el aderezo romántico que aporta el galán Chris Hemsworth, más los efectos especiales en los que el director del caso es experto aunque no demasiado original, haría irresistible el combo para chicos y chicas. Suena dudoso teniendo en cuenta la insulsez del resultado.
Un vistoso diseño de producción y el alto presupuesto invertido en él es todo lo que queda como atractivo del film, ya que no lo hay en la concepción de la historia contada sin mayor vuelo. Resta apenas la presencia del cotizado elenco, no demasiado aprovechado.
Descartada de esta continuación Kristen Stewart y su Blancanieves por motivos extraartísticos, vale destacar a las tres actrices principales: Charlize Theron, como la temible reina Ravena; Emily Blunt, su hermana Freya, cuyo carácter se verá empujado por el destino a un brusco cambio, y Jessica Chastain, como Sara, a la que le toca compartir con el simpático Hemsworth la pareja de cambiantes enamorados. Nada que vaya más allá de lo convencional.