Ni surf, ni canguros
La historia comienza diez años después de un colapso económico, sin dar más especificaciones que eso. Todo transcurre en un clima desértico -donde parece no haber refugio para tanto sol, donde la piel de los protagonistas parece estar tan sucia y agrietada como la tierra.
Eric (Guy Pearce) es un vagabundo que no tiene nada en la vida más que su auto, cuando un día una banda de delincuentes se lo roba durante una fuga. Sin pensarlo se lanza tras ellos para recuperarlo. En el camino se encuentra a Rey (Robert Pattinson), un miembro de la banda al que dejaron abandonado luego de recibir una herida de bala. Rey es el único vínculo entre Eric y quienes tienen su auto; se convierte entonces en su aliado en una persecución que por momentos parece no tener sentido. La relación entre ambos se da primero por necesidad, y luego porque lo poco que queda de humanidad en ambos parece conectarlos. Rey fue abandonado por su hermano, quien lo dejo -literalmente- desangrándose en el piso; y Eric parece ser el único capaz de cuidarlo, aunque sea para recuperar su auto. Así surge en Rey una especie de lealtad hacia él.
El director David Michôd redobla la apuesta luego de "Animal Kingdom" -no estrenada aquí- con personajes aún más viscerales y desbordados, rodeados de agresiones. En esta especie de road movie desértica que por momentos recuerda a "Mad Max", las imágenes son fuertes, los personajes en su mayoría son delincuentes capaces de hacer cualquier cosa por sobrevivir y hay desde tratantes de blancas hasta enanos dealers. Y en el medio de tanta desolación y crueldad, los protagonistas se contienen el uno al otro. La violencia y el salvajismo va escalando escena tras escena hasta que desencadena en un final muy bien logrado.
Guy Pearce compone un gran personaje. Duro, de pocas palabras, hermético, y Robert Pattinson sorprende componiendo a un joven débil, levemente retrasado, que parece no tener lugar en un mundo tan violento.
Lejos de la imagen turística de canguros y surfers rubios, la película que transcurre en una Australia profunda, atrapa con una atmósfera desértica y violenta que retrata a dos personajes que apenas pueden sobrevivir, sin ninguna estructura social o familiar que los contenga, solo la que ellos construyen.