¿Cómo influyen las nuevas tecnologías de la comunicación en nuestras vidas? ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a compartir nuestra intimidad en la Red? La película El círculo de James Ponsoldt basada en la novela homónima de David Eggers nos instala en un mundo donde puede ejercerse un control invasivo sobre la privacidad de las personas gracias al uso de internet, y da un paso más al unirlo a las corporaciones y aún a la política.
Mae Holland (Emma Watson) es contratada para trabajar en El Círculo, una empresa de internet muy prestigiosa. Es un trabajo soñado, y ella intenta no defraudar a la compañía adentrándose poco a poco en las diferentes propuestas que se le van ofreciendo, que no solo incluyen sus tareas laborales sino compartir su intimidad, fiestas, y otras actividades, todo desde una óptica muy norteamericana del trabajo, en la que se entrega la vida. Pero poco a poco, Mae empieza a descubrir que la compañía ejerce un excesivo control que no sólo afecta a sus empleados, sino también al resto de usuarios de la Red.
El film se sitúa a un paso de las distopías del estilo de 1984 o Un mundo feliz, pero se queda en el camino con una trama llena de lugares comunes, ingenuidades y sobre todo muy previsible. No llega a profundizar un tema tan vigente en la actualidad como el uso de la información personal y la invasión permanente a la privacidad. Y lo complejiza mezclándolo con la política y el poder de las corporaciones sin lograr unir todos los elementos en un planteo creíble. Y más aún lo minimiza a una cuestión de héroes con una quijotada personal.
El reparto protagonista está formado además por John Boyega (Tinkershrimp & Dutch), Karen Gillan (Guardianes de la galaxia), Ellar Coltrane (Momentos de una vida), y el multifacético Tom Hanks como el presidente de la compañía, en un papel correcto, que funciona como gancho comercial.
A pesar del buen elenco, la película llega a ser aburrida, no es emotiva ni produce identificación con los protagonistas. En suma, para ver solamente si no hay otra opción. Un film olvidable.