Los reflejos de la psiquis
Aronofsky tiene como claro factor en contra ser un realizador cuyo nombre es de más peso que sus obras. Vendría a ser el Dumont de Hollywood (salvando las distancias). Por equis motivo, películas como Pi (1998), Requiem for a dream (2000) o The wrestler (2008) han trascendido como grandes obras, y se han ganado un grupo bastante numeroso de gente aficionada a estos títulos.
Su última película, Black Swan (2010), es una película curiosamente interesante. Apoyada en el desenvolvimiento de su reparto, la cámara inquieta de Aronofsky 'persigue' una historia psicótica y rebuscada, con más matices que certezas y más alegorías que metáforas. Hay poca simbología y mucha subestimación al público, ese que tanto recomienda sus historias.
Natalie Portman sobreactúa, pero logra encarnarse bastante bien en su personaje, Nina, una niña-mujer reprimida que tiene el sueño de protagonizar "El Lago de los Cisnes" pero debe luchar tanto contra sus demonios como contra los que la rodean. Esta última frase suena estúpida, pero así lo plantea Aronofsky. Nina es frígida, nerd y, sobre todo, vive una extraña relación casi incestuosa con su posesiva madre (Hershey), y su alrededor está lleno de todo lo que ella no es. Es una Alicia en un país de horrores, que lentamente la irán llevando a su cometido. Cómo, eso es lo importante, y el punto más flojo de la historia.
El rol que ocupa la sexualidad en este film es llamativo. Todo el tiempo hay referencias explícitas e implícitas sobre el sexo, con la escena lésbica entre Kunis y Portman como auge. El director de Requiem... acude a la habitual psiquiatría de sus films para recuperar ciertos símbolos muy explícitos que terminan por opacar lo místico de la propuesta, aunque también se deslizan gotas de comedia en escenas como la del viejo baboso en el subte, algo que puede leerse como asqueroso y perturbador pero también como un intento fallido, devenido en una risa desubicada.
Debo reconocer que ni bien terminé de ver esta película me pareció una genialidad, pero luego de mucho tiempo para pensarla y analizarla, resolví que tiene muchos clichés y golpes de efecto excesivos, que hacen a un guión que termina siendo esquemático -sí sorpresivo, no vamos a negarlo-. La dirección es la que más me dejó indeciso: ¿el mérito es de Aronofsky o de la fotografía de Matthew Libatique? No quiero dejar que el tiempo arruine mi perspectiva de esta propuesta, pero me es inevitable. Black Swan no resulta ser un film inolvidable, pero quizás algunas revisiones cambien esa idea. ¿No es eso molesto? Un film debe defenderse por sí mismo como una pieza completa sin grietas, y Black Swan las tiene, a pesar de su solemnidad.
Sí hay que reconocer que es encantadora la dirección de arte, la atmósfera y las actuaciones de Mila Kunis y Barbara Hershey. La fotografía es todo un logro también -los espejos, una maravilla-, aunque hay muchísima ayuda del CGI -malo, por cierto-, lo cual le resta méritos (hay claros retoques en algunos fotogramas mediante ordenador). La narración es, como decía, interesante, pero nada fuera de lo común y que no se haya visto antes. Aplaudir un film como este sería demasiado condescendiente viniendo de un realizador como Aronofsky.
Black Swan es una historia muy buena, bien actuada y bien 'perseguida por la cámara' (insisto, no filmada con rigor). Hay un tipo de cine que diferencia los productos hollywoodenses del resto de la basura que allí se produce, y Aronofsky es uno de los que llevan esa bandera. Esta cinta sí es algo diferente estéticamente, pero el cine no es sólo eso. Sin embargo, la recomiendo para que ustedes también la analicen y se planteen estas cosas.