Otra vez el dúo de Mariano Cohn y Gastón Duprat, aciertan con esta película: El Ciudadano Ilustre, que incluso fue seleccionada para representar a la Argentina en los premios Oscars. El film tiene el sello personal y distintivo que suele manejar la dupla. Ya lo hicieron con sus anteriores films: Yo Presidente (2003) El Artista (2008), El Hombre de al Lado (2009), y Querida, voy a Comprar Cigarrillos y Vuelvo (2011). Son siempre películas diferentes, con otra mirada sobre la sociedad, más ácida y real.
En esta oportunidad, la historia trata sobre un escritor argentino, Premio Nobel de Literatura, que hace 40 años abandonó su pueblo natal: Salas. En Europa triunfó escribiendo sobre el pueblo y sus particulares personajes. Luego de todos esos años, el Intendente lo invita para nombrarlo Ciudadano Ilustre, y él, a pesar de su odio por el lugar, decide volver. En este regreso, en donde no tiene ni siquiera un buen recuerdo, Daniel Mantovani (Oscar Martinez) vivirá más historias para plasmar en otro libro.
El humor ácido, directo y popular, cargado de frases celebres, recorre todo el film, sumado a la vida pueblerina que se muestra de manera desgraciada junto a la figura del Intendente, y la gente del lugar que aparece no avanzar, no salir adelante, que, al igual que el pueblo, se quedan detenidos en el tiempo, conformes con una existencia mediocre.
Oscar Martinez está impecable en su personaje, los diálogos para argumentar son sólidos e inteligentes. Dady Brieva, pone humor, pero también logra amedrentar en las escenas finales. Lo que se destaca es el guión y las actuaciones, no necesariamente la cámara o la fotografía, que no tienen nada de especial. La película es entretenida de principio a fin y siempre, esta dupla, deja reflexionando al espectador.