Mei posee un coeficiente intelectual superior y una habilidad para las fórmulas matemáticas sin precedentes en una niña de su edad. Apartada de su familia en China y llevada hasta el mundo del hampa neoyorquino, la niña logra escapar tras memorizar un extensísimo número. Perseguida por las tríadas chinas, la mafia rusa y la policía de la ciudad, el destino la cruza con Luke Wright, ex luchador conocido como el “recolector de residuos”, un hombre de pocas palabras pero masculladas en el momento justo.
Ambos idearán un plan para alejarse de sus perseguidores y aniquilar a quienes se interpongan en su camino.
Cuando uno ve a Jason Statham rodeado de cuatro maleantes armados, se sabe que esa situación no puede arrojar nada positivo para los villanos de turno. Un hombre triste, abatido y con sed de venganza puede transformarse en un arma mortal.
Statham es el gran atractivo de “Safe”, donde hay una acumulación de malos, sádicos y perversos de distintas nacionalidades que les harán la vida imposible a nuestro héroe y a la pequeña con cerebro de disco rígido. Tal vez demasiados enemigos para una sola película. En rasgos generales, el argumento endeble subestima la inteligencia del espectador en reiteradas oportunidades, sin embargo la acción está tan bien lograda y dosificada que se llegan a perdonar esos errores.
La introducción se decide por la narración veloz, fragmentada y sin explicaciones intrascendentes, y una cámara vertiginosa nos inserta en el centro de la acción en varios de los tiroteos y combates a puño limpio.