El Conjuro 2 marca el regreso de James Wan (El juego del Miedo, La noche del Demonio 1 y 2, Dead Silence) al horror después de darse una vuelta por las pistas de la saga Rápido y Furioso, retorno bastante acertado dentro del género de terror. La historia transcurre en el condado de Enfield, Inglaterra, a finales de los 70’s. Cuenta el sufrimiento de una madre soltera con cuatro hijos y cómo, de un día para el otro, dejan las preocupaciones sobre problemas económicos para darle lugar a un visitante demoníaco inesperado. A medida que los inconvenientes aumentan y la pobre familia se va quedando sin dormir, sin muebles y sin opciones, reciben la ayuda de la pareja “caza fantasma” por excelencia: los Warren.
Desde los primeros momentos de El Conjuro 2 se ven elementos clásicos efectivos en el género de horror, con gran ambientación, el uso de un título vistoso que hace recordar a grandes obras del pasado, indican al espectador que está ante una película que, posiblemente si los minutos que vienen son favorables, va dar que hablar y en este caso, no se equivoca gracias a la ambición que Wan y equipo dejan en el proyecto. El clima es gris en todo momento, no sólo en tierra inglesa como es costumbre, sino por grandes actuaciones que traspasan continentes y reflejan un estado de pesadez constante, aun así, en los momentos lindos, uno sabe qué esa felicidad va a durar poco y tarde o temprano algo todavía más difícil está por venir.
Patrick Wilson y Vera Farminga, vuelven a encarnar a Ed y Lorraine Warren, esta pareja de mata demonios que tras una “pequeña” visita a Amityville y numerosas apariciones poco favorables en Tv, empiezan a mostrar signos de estrés postraumático en la vida diaria. Wilson y Farminga dan cátedra en química de parejas del cine en esta película, tranquilamente este dúo puede hacer una serie con sus personajes, viviendo una vida común y corriente en un vecindario aburrido, y por la excelente química que tienen, va a hacer que valga la pena ver ese show. También hay que resaltar la actuación de la joven Madison Wolfe – Janet- la cual, en algunos momentos, se roba la cámara.
La dirección de Wan genera una atracción favorable en escenas que incluyen el condimento del horror. Tal vez muchas de ellas caen en un terreno ya visto y pueden no sorprender, ahora, ¿hay sustos? Sí, y de gran variedad, algunos más logrados que otros, y en experiencia total, funcionan. Pero lo más interesante no son las escenas que dan “miedo”, sino, cuando Wan da lugar a la vida diaria de los personajes, estos momentos son contados, no sacan a uno de la experiencia, dan un respiro al espectador y en alguna que otra ocasión sacan una sonrisa. El film deja caer su peso en el género de terror, pero estos pequeños momentos de tranquilidad están tan bien amoldados al film – y Wan lo sabe – que destacan todavía más el horror en los momentos futuros. Estaría bueno poder ver a Wan en un proyecto fuera del rango de terror o la acción.
El Conjuro 2 es un gran nombre en lo que va a secuelas de terror. Es ideal para verla en pareja, disfrutar de una linda historia y salir de la sala pensando en mojas del infierno. ¡James Wan, acá te bancamos!