Hay gente que trabaja de cuidar niños y hay quienes, como Luisa (Castiglione), sienten esa tarea como una cuestión casi maternal y a base del cariño. Mariano González (“Los globos”) indaga principalmente en los vínculos entre las clases sociales opuestas para poner el foco en una situación dramática. El tema es qué sucede cuando se queman las naves y cuál es la actitud que se toma cuando lo que se ve involucrado es algo tan sensible como un hijo. Luisa es una chica humilde, que trabaja además en una fábrica junto a su novio Miguel (González, en doble rol de director y actor), quien un día le da una mano para cuidar a Felipe, apenas por unos minutos. Miguel hará lo suyo, se irá de la casa y al rato Felipe pierde el conocimiento. ¿Qué pasó? Supuestamente el nene tomó algo de la billetera de Miguel y se descompuso. La cámara acompaña la desesperación de Luisa y su enojo con Miguel, pero también registra cierto destrato de los que tienen la billetera gorda. El director abre interrogantes y deja liberadas las respuestas al espectador. Sofía Gala Castiglione vuelve a brillar en la pantalla grande.