“Depredador” es uno de los personajes icónicos del cine. Con dos entregas individuales (y un par más junto al “Alien”), no es de sorprender que se quiera seguir explotando ciertas franquicias exitosas que tienen un público asegurado.
En este caso fue Shane Black (quien además actúa en la película de 1987) el encargado de volverlo a la actualidad, un director que además de unas comedias negras más chiquitas (como "Kiss Kiss Bang Bang" o la más reciente "The Nice Guys"), fue quien estuvo detrás de, quizás, una de las más polémicas del universo Marvel,"Iron Man 3".
Sin duda estamos ante un director que tiene un estilo, un humor, y al que por lo visto no lo condicionan (al menos no lo suficiente) las grandes productoras. Pero eso no es todo. En el guion, además de a Black tenemos a Fred Dekker, guionista de películas ochentosas como "Night of the Creep" y "The Monster Squad".
En “El depredador”, tres décadas después de la primera, un grupo de soldados se encuentran con la nave y, tras una de las mejores secuencias y muertes de la película, queda como único sobreviviente Quinn (Boyd Holbrook), quien inmediatamente entiende cómo hacer uso de lo que esta criatura deja detrás.
Luego esta secuela presentará varios personajes que la trama se irá encargando de juntar. El hijo de aquel soldado que recibe el paquete que él envía (interpretado por Jacob Tremblay, el niño que fue nominado al Oscar por su papel en "The Room"), una doctora (Olivia Munn) a la que acuden cuando tienen en posesión un cuerpo extraterrestre para su estudio, y los soldados que junto a Quinn conforman una especie de grupo de marginados.
Si bien la original era una película que conjugaba la acción con el terror, acá se apela más a la acción con la comedia, a lo mejor porque a esta altura ya no funcionaría del mismo modo ese terror.
Entonces se deja de lado lo oscuro y hay bastante acción; todo el tiempo, hasta el último minuto, están pasando cosas pero en el medio se introducen varios momentos de la comedia que tan bien maneja Black.
Y, claro, hay gore, hay sangre, como todo "Depredador" amerita.
Otro punto a favor del film es la buena construcción de personajes. Desde el principal protagonista, su hijo y la doctora, hasta el grupo de extravagantes soldados que los acompaña, cada uno con sus tics o sus traumas del pasado. Quizás entre toda esa galería el más deslucido sea el papel de Yvonne Strahovski como la ex mujer de Quinn.
El resultado es una película entretenida, fresca, disfrutable, que sabe aprovechar al icónico personaje. También es cierto que por momentos pierde un poco el eje y que algunos aspectos de la trama resultan a simple vista algo bobos, pero a grandes rasgos es una buena película de acción, que sin dudas tiene sus mejores momentos con el bosque como escenario.
Hay que entender que ya nada es lo que era, que los tiempos son distintos y Black encontró la manera de aggiornar la franquicia, respetándola y al mismo tiempo autoparodiándola por momentos (como la discusión sobre por qué se le llama depredador al extraterrestre).
Puede que no sea del gusto de todo paladar, pero cuenta con suficientes méritos para ser considerada un buen exponente y, por si eso no es suficiente, algunos guiños más la terminan de componer.