Varios años después de sus primeras incursiones, otro de los seres conocidos como “Depredadores” queda varado en la Tierra y partes de su tecnología terminan en las manos de Rory McKenna, el cual accidentalmente termina haciendo contacto con los alienígenas y revelando su ubicación. Ahora quedará en manos de su padre, Quinn McKenna, ex-francotirador militar, y un grupo de soldados dados de baja detener a la nueva estirpe de Depredadores y a su vez salvar a su hijo.
Luego de 10 años de la última entrega en la franquicia llega El Depredador (The Predator), la cuarta entrega del personaje homónimo (o sexta si contamos los cruces con Alien). En ésta ocasión la batuta está en manos de Shane Black, persona que ha estado involucrada en varias de las más famosas y mejores películas de acción hollywoodenses, incluyendo la Depredador original en el papel de Rick Hawkins (Aunque también se deduce que se encargo de algunas re-escrituras de guión). Con el currículum que ostenta Black, sería fácil deducir que entre todos los candidatos sería el más indicado para encargarse de reflotar una saga cuyas secuelas palidecieron completamente ante la original. Sin embargo, nos encontramos con un trabajo a medias, ya que así como El Depredador hace algunas cosas bien en comparación a secuelas previas, también hace algunas cosas mal.
Como puntos a favor de la película a destacar, la acción es muy sólida, no se recurren a trucos baratos para generar tensión y toma muchos apuntes de las escenas en la jungla de la Depredador original. La comedia clásica del director se hace ver rápido y salvo uno dos chistes algo tontos lo demás es buen material que quizás algunos recuerde (para bien o para mal) a Iron Man 3. Sobresalen en este apartado Thomas Jane y Keegan-Michael Key como los personajes de alivio cómico dentro del grupo. El resto de ex-militares son igualmente sólidos y gozan de muy buena química.
Los puntos más flojos son la historia y los personajes del lado “científico”. Olivia Munn como la experta en biología es poco creíble y nunca se entiende exactamente que es lo que le aporta a la trama, no solo actúa pésimo sino que ni siquiera da exposición que sirva para entender mejor la historia. El equipo del ejército encargado de investigar al Depredador nunca pasa de simplemente ser un pequeño obstáculo para los protagonistas y no llegan a tener más desarrollo que ser la excusa de quien guardó la tecnología de los Depredadores.
La razón por la cual los Depredadores viajan a la Tierra es un tanto bizarra y a los más puristas de la saga (o la primer película más bien) seguramente les va a molestar mucho. Afortunadamente, a diferencia de algunos fiascos que nos ha regalado la saga hermana de Depredador, no hay ningún cameo bochornoso ni noticias de que personajes queridos murieron.
El Depredador termina quedándose sin combustible para estar a la altura de la primera o la segunda, pero aún así logra ser una película dentro de todo sólida que conformará al que busque una película de acción/comedia sin muchas pretensiones.