Elogio del tormento
Ya sea por los misterios insondables de la distribución global o por las pocas luces de algunos de los involucrados, hoy nos topamos en Argentina con el estreno de un film que en el mercado estadounidense salió como un “directo a DVD” (parece que no le tenían mucha confianza al producto…). El Día del Juicio Final (Unthinkable, 2010) es una típica “película planteo” que sigue la consigna un tanto quemada de “qué pasaría si…”: mientras que este disparador circunstancial en una propuesta estándar de género podría resultar inocente, en el contexto de un thriller político cae de lleno en el terreno de la manipulación.
El norteamericano convertido al Islam Steven Arthur Younger (Michael Sheen) envía un video a las autoridades en el que exhibe tres bombas nucleares programadas para explotar en menos de una semana. Pronto se deja atrapar y desde ese momento tanto el FBI como el Ejército quedan al servicio de un “consultor externo” de la CIA que responde al seudónimo de “H” (Samuel L. Jackson), un carnicero especializado en doblegar a prisioneros. Así las cosas, la agente del FBI Helen Brody (Carrie-Anne Moss) no verá con buenos ojos el “modus operandi” de H, el cual incluye diversas amputaciones y cirugía dental innecesaria.
Corriendo el telón de inmediato para demostrar de qué va el asunto en realidad, no se puede más que señalar que estamos ante una combinación bastante barata de porno de torturas y suspenso de entorno cerrado, todo presentado bajo la apariencia de un “drama serio” centrado en los alcances concretos de los estatutos para combatir al terrorismo. Las torpezas y baches esporádicos de la mísera historia ideada por Peter Woodward, un actor devenido guionista, hacen que la acción quede petrificada en un elogio del tormento y que encima constantemente se pierda el interrogante simplista referido a si “el fin justifica los medios”.
Por suerte el elenco evita el desastre: Samuel L. Jackson ofrece otro enajenado con tintes fascistas, Carrie-Anne Moss cumple dentro de sus posibilidades y en especial se destaca la labor de Michael Sheen, un británico que hasta ahora había pasado desapercibido. El director Gregor Jordan, el mismo de las fallidas Ned Kelly (2003) y The Informers (2008), entrega un rip-off deslucido de 24 que carece de convicción e inteligencia. En resumen, El Día del Juicio Final es un engendro demagógico y en extremo inverosímil, una obra plagada de estereotipos, delirios de derecha y errores varios que empantanan la narración...