Los suicidas de la sociedad actual
Dirigida por Mona Achache y libremente inspirada en el libro de Muriel Barbery “La elegancia del erizo”, El encanto del erizo (Le hérisson, 2009) no se propone como el video-registro de la experiencia suicida de una niña hastiada sino como la interrelación de pequeños seres que poco a poco descubren una vida mejor más allá de la pecera.
Paloma Josse, superdotada e introvertida, decide que el día que cumpla doce años será también el de su suicidio. Hija menor de una familia burguesa francesa y en constante crisis con su existencia, planea dejar un registro de los días previos a su final filmando el mundo que la rodea, aquel que considera una gran pecera de la cual nadie puede escapar (incluso ella).
Por un lado Paloma, sus pensamientos suicidas y un destino que parece estar marcado a fuego en su frente. Por el otro, la portera del edificio, René Michelle. Intelectual oculta y simuladora, dispuesta a no revelarse para mantener intacta la identidad que los demás le adjudicaron. La ultima parte de este triangulo afectivo, la integra Kakuro Ozu, el nuevo vecino del edificio. Personificación de la espiritualidad japonesa. Una fantasía concretada para las dos, un salvavidas, un compañero, un mentor.
La visión de cada uno de estos personajes se amplía en su interacción con el otro, estableciendo como posibilidad las “segundas oportunidades”. El efecto de estos tres mundos que se entrecruzan plantea como alternativa la resistencia.
A pesar de no dudar de su plan magistral, Paloma se deja llevar por la duda que le genera la existencia de René, barajando nuevas alternativas: ser portera, construir el escondite perfecto, no morir por no sufrir. Así mismo, la cotidianeidad de René se ve modificada cuando al bajar la guardia, deja filtrar entre sus palabras los pensamientos de Tolstoi. Atento, Kakuro descubre su desliz y sufre el encantamiento. La dureza exterior de René dio paso a la sofisticación de su interior.
De aquí en más, El encanto del erizo se plantea como un encuentro entre tres seres que inconcientemente están dispuestos a cambiar su vida y la de los demás. Los personajes comienzan a deshojarse, a mostrarse, a cuentagotas, como realmente son. La muerte como plan, prueba y error, ensayo, como suceso inesperado. La vida como instantes de intensidad única, como acumulación de pequeños placeres, como sonrisas de felicidad que (casi) nadie ve.