El cine sabe darnos historias de parejas en crisis, pero muy pocas veces son retratadas con una impronta cercana a la realidad. El encanto posee esa característica y la enarbola como bandera.
Bruno (Ezequiel Tronconi) y Juliana (Mónica Antonópulos) son novios desde hace ocho años. Ella es cocinera y conduce un programa de televisión. Él es responsable de una vinoteca. Ambos, conviven, se aman, son pura alegría. Pero surge un motivo de conflicto: Juliana quiere ser madre y Bruno aun no está muy seguro. Una inseguridad que molesta cada vez más a la mujer. Y como si faltaran complicaciones, por ahí está Lara (Yamila Saud), la bella empleada de Bruno.
La película fue codirigida por Tronconi y Juan Pablo Sasiaín. El actor debuta detrás de cámara, mientras que Sasiaín había codirigido -junto a Federico Godfrid- La Tigra, Chaco, y ya en solitario, Choele Choel. El logro principal de la dupla es haber rodado las escenas casi sin cortes, con planos secuencia, lo que permite un desempeño actoral más fluido. Al mismo tiempo, evitan caer en el teatro filmado, ya que la puesta en escena sigue siendo cinematográfica. El otro mérito de Tronconi y Sasiaín es no hacer juicios de valor ni ponerse del lado de ninguno de los personajes; se limitan mostrarlos con sus virtudes y sus errores, como seres humanos intentando encontrar la felicidad, pero con temor a dar un paso decisivo hacia la madurez.
Como el único punto de vista es el de Bruno, Tronconi tiene más tiempo en pantalla, lo que permite apreciar los matices del papel. Sin embargo, Antonópulos nunca queda relegada, y transmite el carácter y la vulnerabilidad de Juliana. Algunas de las escenas entre ambos alcanzan picos de drama y emotividad. El resto del elenco también encuentra la oportunidad de lucirse. Yamila Saud cuenta con la frescura indicada para el personaje, y sin bien protagonizó Hipersomnia y Solo el amor, aun le falta explotar. Andrea Frigerio aporta humor en su breve participación como la madre de Lara, mientras que Boy Olmi compone al padre hippie -pero muy lúcido- de Bruno; sus gestos y consejos lo convierten en uno de los progenitores más entrañales del cine argentino actual.
El encanto no trae ninguna novedad temática ni estética, y nunca se propone hacerlo, sino que ofrece una historia sencilla sobre el amor, las dudas y las confusiones en una etapa crucial de la vida.