Trapitos sucios de la derecha
El Escándalo (Bombshell, 2019) es una de esas películas capaces de generar reacciones un tanto extremas que dependerán de la inclinación política de cada espectador: hablamos de un retrato de la expulsión de 2016 de Roger Ailes de la cúpula de Fox News, o mejor dicho de cómo un conjunto de hombres repugnantes acosaron sexualmente a un conjunto de mujeres repugnantes dentro del contexto de la cadena televisiva de noticias más repugnante de los Estados Unidos, en esencia un bastión de la derecha republicana más conservadora, racista, beata, probélica, capitalista salvaje e hipócrita del país. Así las cosas, todo se reduce en el visionado a espantarse por lo sucedido en tono neutro, tomar partido por alguno de los bandos representados de la industria de la desinformación -esa que funciona como un arma de destrucción masiva a escala planetaria- o simplemente alegrarse por la tendencia de esta fauna masculina y femenina -todos millonarios y farsantes cíclicos- a canibalizarse entre sí.
La película resulta correcta y no mucho más porque arrastra diversos problemas narrativos, no redondea un desarrollo de personajes coherente y cae por debajo de The Loudest Voice (2019), una excelente miniserie de siete capítulos de Showtime que fue protagonizada por Russell Crowe como Ailes y que supo cubrir el mismo tópico (y hasta lo expandió mucho, yendo más atrás en el tiempo). Si bien todos sabían de la cultura corporativa sexista de Fox News y que el asunto abarca a todos los hombres con poder trabajando en la cadena, el que terminó siendo el “chivo expiatorio” fue nada menos que el CEO, el execrable Ailes, aquí representado por un genial e irreconocible John Lithgow, frente al cual tenemos los casos de tres mujeres que sufrieron en algún punto malos tratos o la clásica cosificación bajo la excusa de tener que plantarse delante de cámaras, las reales Megyn Kelly (Charlize Theron) y Gretchen Carlson (Nicole Kidman) y la joven ficcional Kayla Pospisil (Margot Robbie).
El guión de Charles Randolph, aquel de La Gran Apuesta (The Big Short, 2015) y La Vida de David Gale (The Life of David Gale, 2003), deja claro que los empleados de Fox News conocen perfectamente la mala fama de la empresa -sensacionalismo, tendencias fascistas y órgano de prensa del Partido Republicano de por medio- y que las mujeres acusadoras son odiadas por buena parte de las propias mujeres de Estados Unidos, en especial porque Kelly y Carlson fueron presentadoras/ conductoras muy reconocidas a nivel popular de distintos segmentos y programas del canal (Pospisil ocupa el lugar de la señorita nueva que trabaja en producción, posee un background fanático religioso y arrastra un lesbianismo reprimido, algo así como una neoconservadora ingenua y un poco caricaturesca que se “sorprende” cuando Ailes le pide en su despacho que se levante la pollera más y más). En otro de esos casos de un cómplice con delirios de grandeza que fue decisivo a la hora de verduguear en pantalla a latinos, negros, asiáticos, musulmanes, pobres, embarazadas y homosexuales, entre muchos otros grupos vulnerables, estas victimarias descubren su rol de víctimas a medida que pierden el favor de los ejecutivos hombres por el detalle de estar envejeciendo o directamente ser mujer, considerándolas irrelevantes, decorativas o inútiles frente a los poderosos intereses que se juegan a diario en el macro entramado político norteamericano.
A caballo del ascenso de Donald Trump y la consolidación de la misoginia yanqui, el film examina la paradoja de tener por otro lado este feminismo de mujeres poderosas que resulta tan estéril, reduccionista y ortodoxo como el mismo sexismo que lo inspiró, haciendo que caigan figuras horrendas como Ailes pero en simultáneo fortaleciendo a payasos como Trump y dejando en su lugar al resto de la basura capitalista ultra manipuladora comandada por Rupert Murdoch (el gran Malcolm McDowell) y similares. Los 109 minutos son excesivos debido a que el opus de Jay Roach, célebre por las sagas que comenzaron con Austin Powers (1997) y La Familia de mi Novia (Meet the Parents, 2000), da demasiadas vueltas para construir a los personajes y le cuesta interrelacionarlos, sin embargo el análisis del panorama político y mediático estadounidense ofrecido es muy interesante, en especial considerando la pobreza del Hollywood actual en materia de películas para adultos en serio. Sin llegar al nivel de la extraordinaria Regreso con Gloria (Trumbo, 2015), su obra previa, aquí Roach ventila los trapitos sucios de la derecha descerebrada y marketinera de nuestros días y hasta consigue de manera casi involuntaria denunciar la estupidez de esa izquierda oportunista y descafeinada que pretende centrarse en placebos como el género sexual para obviar las injusticas a nivel económico, social y cultural que genera el sistema capitalista…