Escuadrón Suicida es una película que se esfuerza demasiado. Se esfuerza en agradar al público, se esfuerza en el humor, se esfuerza en la acción… prácticamente todo lo que se ve es un esfuerzo continuo por tratar de borrar las críticas que sufrió Batman vs. Superman. ¿Y qué pasó con el resultado del esfuerzo de David Ayer y su escuadrón suicida. A continuación me ocuparé de esto. Con una gran química entre actores y actrices, el grupo funciona genial cuando comparten escenas.
Will Smith y Margott Robbie son los que exprimen más tiempo en pantalla y demuestran que el departamento de casting no se equivocó al seleccionarlos en sus respectivos roles, en el caso de Robbie -ella se lleva todo por delante haciendo de Harley Quinn- no hay con que darle y deja a uno con ganas de ver más de esta “loca” encantadora. Otros miembros del escuadrón como Killer Croc (mi favorito de esta banda de “malos buenos”), Boomerang y Diablo son simplemente los “otros”. Generan conflictos, pero nunca llegan a quitar los lugares preferenciales de los personajes de Smith y Robbie. También hay individuos que no despiertan el más mínimo interés en el público -Slipknot y Enchantress- ellos dos son una combinación de mal casting y potencial desaprovechado.
Enchantress cumple el papel de antagonista en la película, pero la actuación de Cara Delevingne arruina todo momento crítico, no convence y sinceramente uno no sabe cuál es su objetivo, ¿destrucción de la tierra? ¿Venganza contra una especie? ¿Se levantó de mal humor?. No importa, al día siguiente su plan va a pasar al olvido junto con su compinche/hermano que parece salido de la película Dioses de Egipto (2016).
Si bien la película gira en torno de este escuadrón de villanos, el rey de los “grandes malos” de DC Comics reencarna de las cenizas con otro actor y nuevo look. Joker ahora es interpretado por Jared Leto. A casi un año de su primer vistazo anunciado con bombo y platillo, se mostraba como un personaje que iba a dar que hablar en las salas. Ahora bien ¿logra convencer? Por el uso de marketing promocional engañoso y una presencia que sirve como introducción decepcionante, definitivamente el Joker no logra atraer.
Cuesta creer que este Joker es el encargado de asesinar al Robin caído en combate que se ve en BvS –Batman vs. Superman-, y más si lo medimos junto al brutal Batman de Ben Affleck que se encarga de incrustar su batimovil en la cabeza de los villanos. Tenemos que ver como se dan los planes a futuro con este nuevo Joker y una conclusión no se puede sacar en esos minúsculos 10 minutos de presencia. Hasta ahora por lo que se muestra, simplemente cuesta tomárselo en serio. Leto es un gran actor, pero hubiera sido mejor que lo tuvieran como un cameo en una última escena, ampliando su personalidad con tiempo necesario en futuros proyectos.
Pero el mayor de los problemas en Escuadrón Suicida es el desastroso trabajo de edición culpa de la presión por parte de su estudio Warner. La película entera se siente como si fuera un clip musical de dos horas constantes, con situaciones sin sentido, errores de continuidad, escenas de acción que no elevan sensaciones al verlas y eso es sólo el comienzo... Todo se da en cantidades absurdas de una manera aburrida e ineficaz, llama la atención como sucede todo delante de los ojos del espectador y simplemente no genere absolutamente nada.
David Ayer es un gran director, sabe manejar la cámara cuando quiere y sabe cómo impresionar a la gente cuando es necesario. Cuesta creer que este proyecto fue escrito por alguien que nos ofreció joyitas del cine como Training Day (2001), Street Kings (2008) y End of Watch (2012) por nombrar ejemplos. Igualmente, no es culpa de él en su totalidad, sino de Warner por respirar en su nuca con cada decisión a tomar. Ayer espera realizar una secuela de Escuadrón Suicida, pero en el estado que están las cosas en calidad final de los productos de DC y Warner, él tendría que salir de este lio lo antes posible antes que lo sigan arrastrando a él como lo están arrastrando a Zack Snyder (director de BvS)
En resumen, Escuadrón Suicida es una película que prometía mucho para lo que finalmente demuestra. Con un elenco que deja todo, pero por decisiones mediocres de su estudio no logra instalarse positivamente en la memoria del público. Sin dudas forma parte de “las decepciones del año”.