El fin del Potemkin

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

Como un legado de la Perestroika

Abandonados a su buena suerte, dos marineros (Viktor Yasinskiy y Anatoli Atankievich) oriundos de Bielorrusia, que trabajaban en un barco de la ex Unión Soviética, quedaron varados en la Argentina, con la llegada de la Perestroika a su país.

Mientras el primer ministro ruso Mijail Gorbachov sonreía ante los noticieros del mundo, esos dos hombres, junto a muchos otros, quedarían a la deriva, sin patria y librados a la buena suerte, en un puerto muy lejos de su tierra natal.

Ocurre que el pesquero Latar II, en el que navegaban pertenecía a una empresa mixta, con capitales bielorrusos. Al separarse la Unión Soviética de Bielorrusia la nave quedó anclada y sin apoyo económico, según lo dan a entender los testimonios en el filme.

En ese marco de situación el pesquero quedó varado en Mar del Plata y su tripulación entre rusos y argentinos, sin recibir sueldo alguno. Se llegó a tal situación que tuvieron que ir vendiendo las partes del barco para poder subsistir, aunque algunos no sobrevivieron al intento.

TESTIMONIOS DIRECTOS

El documental de Misael Bustos, es un documento único, bien contado, que hace referencia a los nuevos inmigrantes que pueblan la Argentina, en este caso no por decisión propia, sino obligados por las circunstancias.

Con escenas filmadas en Rusia, Buenos Aires y Mar del Plata, la película sigue distintos momentos de la vida de esos dos marineros, un electricista y un ayudante, hasta que logran rearmar una nueva familia en la Argentina.

Con un buen apoyo de documentos y testimonios de los mismos damnificados, el relato muestra la travesía existencial de esos dos hombres, los que como muchos otros, en Europa, con los cambios económicos y las crisis, se han quedado prácticamente sin patria que los ampare, ya que en sus documentos originales figura un país que ya no existe más. Mientras que en el recuerdo quedaron padres, familiares, esposas e hijos, a los que ya no se los ve.

Misael Bustos en su opera prima consigue una historia emocionante, épica y a la vez histórica, incluye fragmentos de noticieros, fotos y el testimonio directo de sus protagonistas, a los que parece perseguir un estado de soledad constante y la pérdida de un idioma para dar lugar a otro nuevo, que se habla con dificultades, aunque eso no impidió que hicieran el esfuerzo por comunicarse, en pos de reconstruir sus vidas.