Una abducción mundana.
Muchos sentíamos una gran curiosidad en lo que respecta al debut anglosajón de Daniel Alfredson, el responsable detrás de los dos eslabones finales de la trilogía Millennium, La chica que soñaba con un fósforo y un bidón de gasolina (Flickan som lekte med elden, 2009) y La reina en el palacio de las corrientes de aire (Luftslottet som sprängdes, 2009). En El Gran Secuestro de Mr. Heineken (Kidnapping Mr. Heineken, 2015) se aunaban la oportunidad de explotar la experiencia del sueco en el campo de los thrillers y la suya propia de adquirir un “renombre” en la industria estadounidense ayudado por un elenco de estrellas, lo que derivó en una faena bastante literal porque esos dos factores son precisamente los más relevantes de la película.