El comienzo de la aventura
El concepto de la génesis de la película es algo equivocado. Hacer un filme destinado a una saga que será la precuela de la exitosísima "El señor de los anillos" huele más a billetes que a un hecho artístico de la industria del celuloide.
El concepto de la génesis de la película es algo equivocado. Hacer un filme destinado a una saga que será la precuela de la exitosísima "El señor de los anillos" huele más a billetes que a un hecho artístico de la industria del celuloide. Dicha esta salvedad, "El hobbit, un viaje inesperado"es un filme que tiene sus puntos efectivos y atractivos en lo que respecta a la majestuosidad de las escenas y la tecnología digital y a la vez sufre esa dependencia del mundo de las computadoras. Porque el sistema de captura de movimientos a veces humaniza los personajes, pero otras tantas los representa de un modo tan perfecto que logra lo contrario. Y eso atenta contra el efecto "realidad" de esta historia. Pero, en fin, había entonces una película. Este es el comienzo de un viaje en el que el mago Gandalf y sus guerreros reclutan al hobbit Bilbo Baggins, con la misión de recuperar la tierra perdida. Ambientada sesenta años antes del derrotero de Frodo en "El señor de los anillos", el propósito es contar con lujo de detalles cómo se llegó a aquella fantástica historia de J.R.R Tolkien. El punto a favor fue el modo impactante que se eligió para mostrar las batallas y el punto en contra es la lentitud en la narración que, por momentos, invita al sueño, sobre todo en la hora inicial. Además, los 169 minutos de película resultan excesivos. Con todo, los fanáticos de la saga, quedarán más que felices.