Zack Snyder, que ya se lució con la adaptación al cine de los supérhéroes de Watchmen, intenta revitalizar la saga de Superman para que la clásica DC no pierda por goleada contra Marvel. Christophen Nolan, productor de El hombre de acero, le pasó la fórmula Batman. Mucha oscuridad y un tono solemne aunque, cuando aparece algún chiste o esas peleas imparables entre habitantes de Krypton, la película se vuelve más ligera y gana en diversión. Entre todos los símbolos que usa Snyder (desde lo religioso al guiño sobre un esperado cruce de universos con Batman), tal vez la mejor analogía de El hombre de acero se encuentre en que a este nuevo y fornido Superman le lleva casi media película despegar y dejar que su aggiornada capa roja flamee por el aire de Metrópolis.