Lobo feroz en piloto automático
Joe Johnston dirige esta nueva entrega sobre el hombre-lobo, que como película de terror cumple pero en líneas generales la propuesta termina pecando de trillada y predecible. Benicio Del Toro, la hermosa Emily Blunt, Anthony Hopkins y un relegado Hugo Weaving llevan adelante el proyecto con interesantes interpretaciones, acompañados con un apartado técnico -exceptuando la dirección- sin mucho que recriminar: fotografía muy buena, montaje normal, ambientación excelente, sonido embustero pero laborioso y cumplidor, y maquillaje regular mixado con una manipulación de CGI que denota demasiado miedo a caer en lo interactivo ante una propuesta tan clasisista como ésta.
Porque si hay algo que se le debe advertir a Johnston es que su film es demasiado clasisista para los tiempos que corren. Quizás le haga falta una renovación más atractiva en la estética, o en la ambientación, algo que haga al film algo distinto a lo ya antes visto. Pero no, todo pasa llanamente como quien no quiere la cosa, pasando al montón de cintas que realzaron la presencia del desventurado humano que es mordido por la bestia (demoníaca según la creencia gitana en ésta) y devenido en atacante salvaje.
Se rescatan ciertos momentos muy tenebrosos como los del bosque, las transformaciones (lo mejor del film) o las fugaces apariciones de "lobo mayor". Lamentablemente, después de la escena del manicomio, todo se diluye en un despliegue de efectos especiales fracasados y un final para el olvido.
Insisto: como cinta de terror, cumple como una más de su género. Como un todo general, deja bastante que desear.